miércoles, 8 de mayo de 2013

El Franquismo



by vidalferrero

Inmovilismo y adaptación política del régimen franquista. Aislamiento y alineación internacional.
Francisco Franco fue un dictador que detentó un poder sin paralelo en la Historia de España. Durante los primeros años de la Dictadura se produjo una exaltación febril de su persona como caudillo y una represión brutal de la oposición, sentándose las bases ideológicas de su autocracia, dictando leyes antidemocráticas.
Franco era generalísimo de los tres ejércitos, jefe del partido único (Falange), jefe del Estado y presidente del gobierno. Tenía el control absoluto del poder al gobernar a base de decretos.
Siempre estuvo convencido del papel de salvador de la patria que había desempeñado en la Guerra Civil. A ello contribuyó la gran propaganda laudatoria que rodeó su figura.
Los sectores políticos y sociales que aclamaban a Franco fueron los más vinculados a la España tradicional.
El nuevo régimen se fundamentaba en la subordinación absoluta de los vencidos. Su principal objetivo político fue eliminar cualquier vestigio de oposición, aplicando una política de terror. Por esta razón, resultó imposible organizar una oposición eficaz.
La dictadura franquista mantuvo una serie de principios que le dieron sus señas de identidad, ente los que destacaron el nacionalpatriotismo, el nacionalsindicalismo y el nacionalcatolicismo. Franco se limitó a adoptar los principios de las instituciones que lo habían apoyado: el ejército, la Falange y la Iglesia.
El nacionalpatriotismo consistía en una concepción de España en la que la defensa de la integridad territorial de la patria había de ser el objetivo prioritario del gobierno. Por ello, cualquier asomo de particularismo regional fue tachado de separatismo.
La Falange propiciaba el nacionalsindicalismo, sistema totalitario basado en las teorías del fascismo italiano, consistente en un único partido y un único sindicato que debían superar los conflictos entre clases sociales fomentando los sentimientos de solidaridad nacional.
La Falange ejerció su labor de adoctrinamiento y captación a través de organizaciones paralelas. Bajo su inspiración se creó la Central Nacional Sindicalista (CNS) o sindicato vertical, en el que fueron obligados a afiliarse patronos y obreros.
La Iglesia apoyó a los sublevados el 18 de Julio de 1936, así, ya ganada la guerra, Franco empezó a controlar la jerarquía eclesiástica a través del derecho de presentación de obispos ante el Vaticano. Como contrapartida, concedió a la Iglesia una preeminencia ideológica absoluta: el Estado se declaró confesional y suprimió la legislación laica, recuperando la Iglesia el control de la enseñanza.
Se fraguó así el nacionalcatolicismo, es decir, la defensa de la religión y de la moral católica en sus versiones más tradicionales, como algo consustancial a la propia España, en virtud de la cual justificó la dura represión que se emprendió contra la masonería y el comunismo.
En los primeros años el franquismo definió el sistema institucional de un nuevo Estado autoritario: suprimió los partidos, prohibió que la prensa llamara partido al bloque sublevado el 18 de Julio, al que se había de calificar como Movimiento Nacional. Fue publicando una serie de leyes fundamentales, que convirtieron el régimen en un sistema político denominado “democracia orgánica” (primera etapa del gobierno franquista, 1939-1948).
La Ley Constitutiva de las Cortes definía una cámara elegida por Franco y por el sufragio indirecto. A este sistema se le llamó democracia orgánica.
La Ley de Referéndum Nacional reconocía el derecho al voto, pero estaba limitado a cuestiones muy concretas, donde la propaganda hacía decantar el voto a favor de los intereses del dictador.
El Fuero de los Españoles (declaración de derechos y deberes ciudadanos) y la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (sólo Franco podía decidir quién le sucedería) fueron otras de las leyes que fueron promulgadas por Franco para institucionalizar su poder.
De 1939 a 1950 encontramos una larga etapa de reconstrucción del nuevo orden institucional, donde las relaciones internacionales se vieron condicionadas por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el hambre, la escasez y la penuria económica, como consecuencia de la Guerra Civil y de la política económica practicada.
En 1939 la España franquista mantenía unas relaciones excelentes con la Alemania nazi y la Italia fascista. Sin embargo, al estallar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Franco se declaró neutral.
En Junio de 1940, Franco adoptó una política de no beligerancia para mantener abiertas las posibilidades de intervenir a favor de Alemania. En una entrevista en Hendaya, Hitler desestimó las peticiones que Franco le formuló; aún así, el ministro de
Asuntos Exteriores continuó facilitando el trabajo de los espías nazis y en 1941 fue enviado un cuerpo de voluntarios al frente ruso, la División Azul. Pero el gobierno franquista, ante las derrotas alemanas volvió a la política de neutralidad.
Acabada la Segunda Guerra Mundial, existía un claro rechazo internacional hacia la dictadura franquista. El régimen intentó borrar su imagen fascista, pero las democracias internacionales vetaron a España en diversas acciones para la reconstrucción de la Europa de posguerra. España fue aislada: el gobierno hizo responsable del boicot político y económico a una conspiración internacional encabezada por la Rusia comunista.
Ya en 1951, España inició conversaciones con Estados Unidos para establecer un tratado bilateral. Comenzaron a llegar las primeras remesas de la ayuda americana, y, posteriormente, se permitió al ejército norteamericano establecer bases militares en el territorio. Entramos en los momentos de una cierta alineación internacional.
El acuerdo con Estado Unidos permitió la admisión de España en la UNESCO, la ONU y el Fondo Monetario Internacional. La visita de Eisenhower en 1959 supuso la consagración internacional del franquismo.
En 1953 se firmó el Concordato con la Santa Sede, que acabó de legitimar al régimen ante la comunidad internacional. Pero se rechazó la petición de ingreso en la CEE hasta que España se liberalizara y democratizara.
En 1951 hubo un boicot a los transportes en Barcelona, Madrid y Bilbao, como consecuencia de ello, Franco cambió buena parte del gobierno: entraron algunos ministros procedentes de organizaciones católicas y también Luis Carrero Blanco, que fue convertido en el hombre de confianza del dictador.
La llegada de las primeras ayudas internacionales coincidió con el inicio de la liberalización económica.
Represión y propaganda. El exilio. La vida cultural.
El nuevo régimen adquirió las características de un Estado policial militarizado. Las fuerzas de orden público se duplicaron y se aplicó un código de justicia militar. La pena de muerte había sido suprimida por el gobierno republicano, pero fue restablecida por Franco, siendo condenadas a muerte más de 70.000 personas, las demás fueron recluidas en campos de concentración (muchos fueron enviados a campos de concentración alemanes), de trabajos forzados...
También efectuó una depuración de funcionarios: aquellos que se consideraban opuestos eran sustituidos por personal ideológicamente afín.
Durante los primeros años se mantuvo un ambiente de persecución. La red de jefes de barrio y de casa contribuía a aumentar la vigilancia policial y extendía la influencia del partido. Se impuso una abrumadora censura, se destruyeron libros, se prohibieron autores, se recortaron películas y obras de teatro.
La propaganda de la época iba destinada a aumentar la dimensión de salvador de la unidad territorial española por parte de Franco, así como a mostrar una España (de cara al exterior) idónea para el turismo, con unos valores correctos para el resto de pueblos europeos. Pero, principalmente, la propaganda se centraba en exaltar la figura de Franco no sólo como salvador de España, sino como un hombre, un ser humano más, dedicado a actividades de la vida cotidiana, con aficiones e intereses comunes al resto de los españoles.
Casi medio millón de personas optaron por el exilio ante la amenaza de ejecución por parte del gobierno de la dictadura. Parte de ellos regresó tras la finalización de la Guerra Civil, pero fueron recluidos en campos de concentración; otros optaron por el exilio tras la instauración de la dictadura, así como otros exiliados durante el conflicto, prolongaron el mismo.
Otros fueron recluidos por las autoridades francesas en campos de refugiados. Muchos de ellos lucharon contra el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, de modo que, estos combatientes antifascistas españoles fueron perseguidos por la policía política alemana y deportados a los campos de concentración nazis. Otros marcharon a América y Méjico.
Con respecto a la vida cultural de estos momentos, hubo un proceso de depuración entre los representantes de la cultura: emigración de abundantes personalidades destacadas y entre los que se quedaron hubo mucha represión. Consecuencia de ello, fue un largo período de indigencia cultural en el que todo lo que sonara a vanguardia artística o literaria fue prohibido.
De gran importancia será la creación del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) para promocionar la investigación científica y humanística.
Con respecto a la política educativa, favoreció el renacimiento de la enseñanza privada, en manos de órdenes religiosas dedicadas a dicha actividad, que alcanzó un gran apogeo en la década de los cincuenta.
 Autarquía y acumulación. Crecimiento y desequilibrios económicos, cambios y desigualdades sociales.
El impacto demográfico de la guerra fue muy negativo, puesto que se había diezmado el sector de población activa más dinámico (hombres jóvenes). Este hecho provocó un movimiento de ruralización, es decir, las familias emigraban al campo para poder sobrevivir.
Los daños materiales no fueron tan graves, en comparación con los demográficos. El Estado franquista también quiso controlar la vida económica: fijó los precios, racionó el consumo y determinó los salarios. Pero lo más grave fue el cariz autárquico que adoptó: el gobierno buscó la autosuficiencia económica del país, limitando las inversiones extranjeras para evitar una pérdida de soberanía nacional, redujo al mínimo las importaciones y planificó la actividad económica para aprovisionarse con recursos
de procedencia nacional.
Continuó el racionamiento de alimentos para la población, y de materias primas y

recursos energéticos para la industria. La escasez creó una industria obsoleta y poco ambiciosa.
Durante toda la década de los años cuarenta el panorama económico fue desolador, pues no se satisfacían las necesidades básicas de la población.
La agricultura tenía rendimientos inferiores a los de los años treinta. El régimen franquista culpó a la pertinaz sequía de este descenso de la producción.
El comercio exterior se redujo a la importación de alimentos de países que, como Argentina, no participaron en el bloqueo. El racionamiento y los precios oficiales dieron lugar al estraperlo o mercado negro, cuyos precios eran tres veces superiores a los oficiales.
Crecimiento y desequilibrios económicos, cambios y desigualdades sociales.
El desarrollo precipitado y desequilibrado o desarrollismo no estuvo exento de contradicciones y deficiencias. Dentro de este marco, apareció el Plan de Estabilización, que recogía una serie de medidas dirigidas a liberalizar la economía: impulsó a las exportaciones, incentivos a las inversiones extranjeras y liberó al mercado
interior de muchos organismos intervencionistas.
El desarrollo económico se debió a diversos factores: la liberalización de la

economía española (llegada de capital extranjero), la emigración interior y exterior (mano de obra barata y fuente de divisas), el espectacular desarrollo del turismo, y se aplicó un programa de planificación económica por medio de los planes de desarrollo
(fijando inversiones en determinados enclaves más deprimidos: surgen los polos de desarrollo).
Inicialmente, el desarrollo económico de los años sesenta fue básicamente industrial. El sector de la construcción creció también espectacularmente a causa de la acelerada edificación en las ciudades y las costas españolas. A la vez que se produjo la expansión industrial, tuvo lugar la entrada masiva del turismo europeo, que proporcionó trabajo estacional y gran cantidad de divisas, pero ejerció una influencia sobre las costumbres que contribuyó a minar las esencias tradicionalistas del régimen.
La agricultura experimentó una transformación que acabó con la estructura agraria tradicional. El Plan de Concentración Parcelaria pretendía paliar el minifundismo y aumentar los rendimientos por medio de un programa de regadíos.
La España rural dio paso a una España urbanizada en la que se impusieron los valores de la sociedad de consumo.
Hubo un mantenimiento de la natalidad elevada y una reducción de la mortalidad, que supuso un gran crecimiento demográfico conocido como el boom de los sesenta. Pero el hecho demográfico más significativo fue el gran éxodo rural (se abandonó el campo).
Las ciudades españolas crecieron aceleradamente. La avalancha de emigrantes obligó a una urbanización caótica y desordenada. La falta de alcantarillado transporte y servicios básicos fue una realidad cotidiana.
Los profundos cambios lograron una radical transformación de las clases medias españolas. A pesar de ello, el acceso a la sociedad de consumo enmascaró la gran desigualdad en la distribución de la riqueza entre los españoles.
Elementos de cambio en la etapa final del franquismo. La oposición democrática.
Entre 1959 y 1973 (segundo momento de la Dictadura) encontramos ciertos intentos de apertura, sobre todo en los años sesenta, donde se produjo una renovación de los dirigentes, un crecimiento económico y un continuo aumento de la oposición.

Los centros de poder se repartieron entre dos familias políticas: los tecnócratas del Opus Dei, que pretendían liberalizar la economía para modernizar el país, pero mantenían intactos los principios autoritarios; y los reformistas del Movimiento
Nacional, que pretendían realizar reformas que permitieran la evolución política del régimen (destacó la figura de Fraga).
El nuevo gobierno aprobó una serie de leyes que buscaban una cierta homologación con los Estados de bienestar occidentales, pero sin democratizar el sistema. Entre estas leyes encontramos: la Ley de Convenios Colectivos, la Ley de Bases de la Seguridad Social (se multiplicaron las instituciones y las prestaciones sanitarias), el Tribunal de Orden Público (integrado por jueces civiles que se encargaban de los delitos políticos), la Ley de prensa (impulsada por Fraga, suprimía la censura previa, aunque no desaparecía el control gubernativo), la Ley de Libertad Religiosa (libertad de culto a religiones no católicas), la Ley Orgánica del Estado (introducía un sufragio muy limitado para elegir a un tercio de los miembros de las Cortes) y la Ley de Sucesión (designaba a Juan Carlos de Borbón como sucesor de Franco).
En el aspecto internacional, a España se le denegó el acceso a la Comunidad Económica Europea, pero se establecieron acuerdos comerciales preferenciales con el resto de Europa, sobre todo en lo referente a los aranceles y las aduans Más importante si cabe es la descolonización progresiva del protectorado marroquí (Francia reconoció al rey de Marruecos)) y la pérdida de Guinea Ecuatorial.
Volviendo a la evolución política, en 1969 estalla el CASO MATESA, que va a implicar a varios ministros tecnócratas, y que va a suponer una vuelta al inmovilismo (que acusaba las revelaciones a la nueva Ley de Prensa). Estas repercusiones políticas harán que se vuelvan a declarar Estados de Excepción en 1969 y 1970, y el Consejo de Guerra de Burgos, juzgándose y condenando a muerte a 6 miembros de ETA.
La oposición, por estos años, comienza de nuevo a organizarse, al tiempo que aumenta la represión y los conflictos laborales y políticos: PSOE, UGT, CCOO, ERC, PNV, CDC... son partidos que desde la clandestinidad, van a ir adquiriendo cada vez más protagonismo. La mayoría de ellos se reunirán en el congreso de Suresnes, para plantear una renovación política, llamada por el régimen “el contubernio de Munich”.
Pero no será hasta 1973 que el régimen empezará a entrar en una profunda crisis. Carrero Blanco, nuevo presidente del gobierno, morirá en un atentado de ETA, lo que marcará las diferencias más graves entre entre los “inmovilistas”, el llamado “bunker”, y los aperturistas, partidarios de un cambio progresivo.
Arias Navarro, nuevo presidente del gobierno, con el espíritu del 12 de Febrero, intentó conciliar estas dos tendencias con reformas desde dentro del régimen, pero las presiones de los inmovilistas eran muy fuertes, al tiempo que aumentaba la conflictividad social y estudiantil, a lo que hay que añadir el terrorismo de ETA, GRAP y FRAP.
La oposición, mientras tanto, se organizaba en el exterior con la creación de dos iniciativas: la Junta Democrática de España, en París, auspiciado por PCE, y la Plataforma de Convergencia Democrática, por el PSOE, UGT Y PNV. Después, ambas se unirían y formarían la Coordinación Democrática, más conocida después como la PLATAJUNTA.
La crisis del régimen se verá agravada por la cuestión del Sáhara. El Frente Polisario era un movimiento que defendía la independencia del Sáhara Occidental, pero la Marcha Verde desde Marruecos, acabaron con la colonia y con las aspiraciones de los saharauis y con la dominación española de la zona, ratificándose en los Acuerdos de Madrid.
Franco murió el 20 de Noviembre de 1975, dejando tras de sí un régimen y un sistema en una profunda crisis, dividido y con un futuro incierto.
DICTADURA FRANQUISTA

Primera etapa........... 1939-1948

Período parafascista......... 1939-1948
Segunda fase: aislamiento internacional..... 1943-1948
Segunda etapa........... 1948-1970
Gobierno de 1969-1973
Tercera etapa............. 1970-1975 
Gobierno de Carrero Blanco (1973)
Último gobierno de Franco (Enero 1974-Noviembre 1975)

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