2. La
implantación del estado liberal: las
regencias (1833-43).
2.1
Los liberales y la regencia de María
Cristina (1833-40)
2.1.a El
Estatuto Real de 1834
2.1.b La escisión
de los liberales: progresistas y moderados
2.2
Los progresistas en el poder (1835-37)
2.2.a La
desamortización de Mendizábal
2.2.b La
Constitución progresista de 1837
2.3
La hegemonía moderada (1837-40)
2.4 La
regencia de Espartero
(1841-43)
- Los liberales y la regencia de María Cristina (1833-40)
La
Regencia de Mª Cristina (1833-1840): Ante la minoría de edad de
Isabel, María Cristina de Borbón asumió la Regencia a la muerte de
su marido Fernando VII en 1833. Pese a que la Regente no se
identificaba con su ideario, los liberales se configuraron como la
única fuerza capaz de mantenerla en el trono. Así, María Cristina
llamó a Martínez de la Rosa, un liberal moderado, a formar un
gobierno que hiciera frente a la insurrección carlista. Martínez de
la Rosa emprendió una serie de reformas muy moderadas.
2.1.a El Estatuto
Real de 1834
Entre
ellas destacó el Estatuto Real en 1834, Carta Otorgada,
concedida por la voluntad de la Regente, en la que se conceden
algunas reformas: Se establecieron unas Cortes bicamerales
formadas por la Cámara de Próceres, constituida por los
Grandes de España y otros designados de forma vitalicia por el
monarca, y la Cámara de Procuradores, elegida mediante un
sufragio censitario muy restringido, sólo los varones de más
de treinta años que poseyeran una renta superior a doce mil reales
anuales tenían derecho de voto. Estas Cámaras tenían funciones muy
limitadas. El monarca mantenía importantes poderes: podía convocar
y suspender Cortes cuando quisiera y cualquier ley, además de la
aprobación de las Cámaras necesitaba el consentimiento del rey
(derecho de veto). La insuficiencia de las reformas de Martínez de
la Rosa, en un contexto de guerra civil contra los carlistas, llevó
a que los liberales terminaran por escindirse en dos grupos:
moderados y progresistas.
2.1.b La escisión de los liberales:
progresistas y moderados
Inmediatamente después de conocerse la muerte de Fernando VII, en
septiembre de 1833, se iniciaron levantamientos armados a favor del
pretendiente Carlos Mª Isisdro. Comenzaba una larga guerra
civil que iba a durar siete años.
En el bando isabelino se agruparon:
- las altas jerarquías del ejército
- la Iglesia y el Estado
- a ellos se unieron los liberales, que vieron en la defensa de los derechos de Isabel la posibilidad del triunfo de sus ideales.
En el bando carlista se agruparon todos los que se oponían a
la revolución liberal:
- pequeños nobles rurales
- parte del bajo clero
- muchos campesinos de determinadas zonas del país, muy influenciados por los sermones de sus párrocos y para los que el liberalismo venía a suponer simplemente un aumento de impuestos.
Todos estos grupos identificaron sus intereses con la defensa de los
derechos al trono de Carlos y los ideales que el pretendiente
defendía, el absolutismo y el inmovilismo absoluto. El carlismo,
tuvo fuerte influencia en Navarra, Vascongadas, zona al norte del
Ebro, y el Maestrazgo, en las provincias de Castellón y Teruel. El
programa ideológico-político del carlismo se podía sintetizar en
el lema “Dios, Patria, Fueros, Rey”.
Estos son los principales elementos del programa político de
los Carlistas:
- Oposición radical a las reformas liberales.
Inmovilismo
- Defensa de la monarquía absoluta
- Tradicionalismo católico y defensa de los
intereses de la Iglesia
- Defensa de los fueros vasco-navarros, amenazados
por las reformas igualitarias y centralistas de los liberales.
La guerra en el terreno bélico tuvo dos grandes personajes: el
carlista Zumalacárregui, muerto en el sitio de Bilbao en
1835, y el liberal Espartero. Tras unos primeros años de
incierto resultado, a partir de 1837, las derrotas carlistas fueron
continuas y Don Carlos terminó huyendo a Francia. La guerra concluyó
con el denominado Convenio o Abrazo de Vergara (1839). Acuerdo
firmado por Espartero y Maroto, principal líder carlista tras la
muerte de Zumalacárregui. En el acuerdo se reconocieron los grados
militares de los que habían luchado en el ejército carlista y se
hizo una ambigua promesa de respeto de los fueros vasco-navarros. La
guerra continuó en el Maestrazgo castellonense hasta que el general
Cabrera fue derrotado en Morella (1840).
La
división del liberalismo
Durante la Regencia de Mª Cristina, culminó también la
división del liberalismo español, iniciada en el Trienio
Liberal.
- Los liberales progresistas, antiguos exaltados, mantendrán hasta 1868 el siguiente ideario:
-Limitación del poder de la Corona
-Ampliación del sistema de libertades
-Defensores de reformas radicales como la desamortización de los
bienes eclesiásticos y de los ayuntamientos.
-Ampliación del cuerpo electoral. Defienden un voto censitario más
amplio.
-Elección popular de alcaldes y concejales en los ayuntamientos.
-Liberalismo económico y reducción de la protección arancelaria.
-Constitución de un cuerpo armado, la Milicia Nacional, como garante
de las libertades.
Los progresistas concentraron su apoyo social en las clases medias
urbanas: artesanos, tenderos, empleados... Sus principales dirigentes
fueron Espartero, Mendizábal, Madoz y Prim.
A lo largo del reinado de Isabel II y la regencia de su madre María
Cristina solo estuvieron en el poder durante breves períodos:
1835-1844 y 1854-56 (Bienio progresista). La mejor
concreción de su programa fue la Constitución de 1837.
- Los liberales moderados, antiguos doceañistas en el Trienio, plantearon un programa mucho más conservador:
-Orden y autoridad fuerte: fortalecimiento del poder del rey y
restricción de las libertades.
-Rechazo de las reformas que pusieran en cuestión sus propiedades,
veían el exceso de libertad como un peligro al poder ser utilizada
por las clases populares. No obstante, tras las desamortizaciones
realizadas por los progresistas, no trataron de devolver sus
propiedades al clero o a los ayuntamientos.
-Sufragio censitario restringido.
-Designación de los ayuntamientos por el gobierno central.
-Supresión de la Milicia Nacional.
Este programa se concretó en la Constitución de 1845, Ley de
Ayuntamientos de 1845 y Ley Electoral de 1846. Su apoyo social
residía en las clases altas del país: terratenientes, grandes
industriales, burguesía financiera y comercial. Sus principales
dirigentes fueron Martínez de la Rosa, el general Narváez
y Alejandro Mon.
La escisión de
los liberales
|
|
Moderados (doceañistas)
(veían
el exceso de libertad como un peligro utilizable por las clases
populares).
(No
obstante, tras las desamortizaciones de los progresistas, no
trataron de devolver sus propiedades al clero o a los
ayuntamientos).
|
Progresistas
(exaltados)
|
Moderados
|
Progresistas
|
- Los progresistas en el poder (1835-37)
2.2.a La
desamortización de Mendizábal
La
desamortización, forma parte del proceso de “revolución agraria”
que acompaña a la revolución industrial y al desarrollo del
capitalismo y tiene como objetivo un cambio en la estructura de la
propiedad agraria con el fin de facilitar su liberalización y
eliminar los obstáculos que la agricultura oponía al desarrollo
económico general.
Supone,
por tanto, uno de los fenómenos más interesantes e importantes del
proceso de construcción del sistema liberal en España.
La agricultura era en el Antiguo Régimen y durante bastante tiempo
en el Nuevo Régimen la base de la economía; la propiedad de la
tierra su elemento principal.
El paso
del Antiguo al Nuevo Régimen tiene un elemento fundamental en el
cambio de estructura en la propiedad de la tierra.
De la propiedad “feudal”a la propiedad capitalista.
En el Antiguo Régimen la propiedad de la tierra estaba en su mayor
parte amortizada; es decir vinculada a instituciones como la
nobleza (a través del mayorazgo), la Iglesia, los Ayuntamientos
(bienes propios y bienes comunes) y el propio Estado. Al estar
vinculadas a instituciones estas tierras no se podían vender,
dividir, etc., es decir, estaban fuera de los mecanismos
capitalistas.
Los ilustrados consideraron que esta forma de propiedad era poco
racional e impedía una explotación y unos rendimientos más
intensivos, por ello denominaron a estos beneficiarios "manos
muertas”.
Ahora
se van a desvincular las tierras de la nobleza y desamortizar
los bienes eclesiásticos y municipales.
Desamortización
es lo contrario de “amortización”: La amortización
es un régimen de propiedad inamovible, por el cual el bien poseído
pertenece más a la persona jurídica (Título, convento, municipio)
que a la física. Su poseedor o poseedores, aunque pueden hacer uso
de él, no pueden enajenarlo, ni venderlo, ni repartirlo entre los
herederos, ni le puede ser embargado. L
la
amortización podía ser municipal, eclesiástica o señorial. A esta
última pertenece la institución de mayorazgo que obligaba a
dejar la herencia al primogénito (había sido la fórmula por la que
las casas nobiliarias habían podido consolidar sus patrimonios). La
desvinculación de las tierras de la nobleza supuso la abolición de
los señoríos y la supresión de los mayorazgos.
En la España del Antiguo Régimen, aproximadamente el 60% de las
tierras estaban amortizadas o pertenecían, en el lenguaje de la
época a manos muertas.
Este
hecho ya fue muy criticado por los ilustrados del siglo XVIII que
veían en él uno de los factores del estancamiento agrario y, por
tanto del inmovilismo económico, es decir, de la falta de progreso
(solo progresa aquello que puede moverse). Para la doctrina liberal
la libertad de producción y de propiedad es fundamental para
alcanzar el objetivo final de la felicidad de los individuos.
En sentido literal: la transformación de la propiedad amortizada
en libre.
En
sentido histórico: Incautación estatal de bienes raíces
de propiedad colectiva amortizada, bien eclesiástica o bien civil,
que, tras la correspondiente nacionalización y posterior venta,
pasan a formar una propiedad nueva, privada, con plena libertad de
uso y disposición.
Es, por
lo tanto, un proceso político y económico de larga duración en
España, en el cual, la acción estatal convirtió en bienes
nacionales las propiedades y derechos que hasta entonces habían
constituido el patrimonio amortizado (sustraído al mercado libre) de
diversas entidades civiles y eclesiásticas para enajenarlos
inmediatamente en favor de ciudadanos individuales.
La
desamortización no es un acto aislado, sino un proceso
histórico que va a abarcar gran parte del siglo XIX.
Por una
parte, se producían en distintos momentos las medidas legislativas y
posteriormente el grueso de las ventas se producía en los decenios
siguientes.
Por otra
parte, hay que constatar que las medidas legislativas
desamortizadoras coinciden con gobiernos progresistas, que se
caracterizan por sus reformas económicas (Cortes de
Cádiz, Trienio Liberal, Mendizábal o Madoz) mientras que los
conservadores se caracterizan por sus reformas administrativas y
estatales.
ANTECEDENTES:
Ya en la época de Godoy se inició un proceso desamortizador al
permitir la venta al estado de tierras de la iglesia a cambio de
vales reales (deuda pública)
El gobierno de José I suprimió algunas órdenes religiosas y vendió
sus bienes y confiscó algunas rentas
Las
Cortes de Cádiz, además de desvincular las tierras de la nobleza
(disolución de los señoríos jurisdiccionales) proyectaron la
supresión de órdenes monacales con la misma intención
Con la vuelta de Fernando VII la cuestión se paralizó y se
devolvieron la mayor parte de las
tierras que habían sido expropiadas hasta el momento
En el
“trienio liberal”, se suprimieron los mayorazgos y se dictó la
“ley de monacales” por la que desaparecían la mayoría de las
órdenes religiosas y sus bienes fueron subastados a particulares,
pero el retorno del absolutismo dejó de nuevo en suspenso los
decretos.
En resumen, hasta Mendizábal, la desamortización se había hecho
“a trompicones” (COMELLAS), de acuerdo con los bandazos
políticos, deshaciéndose en los periodos realistas lo que se había
hecho en los liberales.
En 1836
se suprimieron definitivamente los mayorazgos y en 1837 se puso en
práctica la Ley de Señoríos. Supuso “desamortización
señorial”, que convertía las tierras señoriales en propiedad
particular y libre, pero que no implicaba la incautación de las
mismas por el Estado.
Mendizábal,
desde la posición que le otorgaba el hecho de desempeñar los cargos
de presidente del gobierno y ministro de Hacienda, es el
principal responsable de la que es considerada la más importante ley
de desamortización eclesiástica aprobada en España (1836),
indispensable marco jurídico para llevar a buen puerto la reforma
agraria a que hubo de enfrentarse la revolución liberal
En
Febrero de 1836 se publicaba la primera de las dos grandes leyes
desamortizadoras de la revolución liberal española y la que creó
tanta polémica que se considera de desamortización por
antonomasia.
Fue la
más importante de todas (no sólo por su volumen y la rapidez con
que se llevó a cabo, sino también porque a partir de ese momento la
desamortización fue un proceso irreversible) y porque afectó a los
bienes eclesiásticos. Ésta se plasmó en dos disposiciones; la
primera suprimía las órdenes religiosas y nacionalizaba sus bienes;
la segunda determinaba su puesta en venta.
“Señora:
Vender la masa de bienes que han venido a ser la propiedad de la
Nación no es tan sólo cumplir una promesa solemne y dar una
garantía positiva a la deuda nacional por medio de una amortización
exactamente igual al producto de las rentas; es abrir una fuente
abundantísima de felicidad pública; vivificar una riqueza muerta;
desobstruir los canales de la industria y de la circulación; apegar
al país por el amor natural y vehemente a todo lo propio; ensanchar
la patria, y crear nuevos y firmes vínculos que liguen a ella; es,
en fin, identificar con el trono excelso de Isabel II, símbolo del
orden y de la libertad. No es, señora, ni una fría especulación
mercantil, ni una mera operación de crédito (...); es el elemento
de animación, de vida y de ventura para España. Es, si puedo
explicarme así, el complemento de su resurrección política.
El
decreto que voy a tener la honra de someter a la augusta aprobación
de V.M. sobre la venta de esos bienes adquiridos ya por la nación,
así como en su resultado material, ha de producir el beneficio de
minorar la fuerte suma de la deuda pública, es menester que en su
tendencia, en su objeto y aún en los medios por donde aspire a aquel
resultado, se enlace, se encadene, se funde en la alta idea de crear
una copiosa familia de propietarios, cuyos goces y cuya existencia se
apoye principalmente en el triunfo completo de nuestras actuales
constituciones.
Artículo
1º: Quedan declarados en venta desde ahora todos los bienes raíces
de cualquier clase que hubiesen pertenecido a las comunidades y
corporaciones religiosas extinguidas, y los demás que hayan sido
adjudicados a la nación por cualquier título o motivo, y también
todos los que en adelante lo fueren desde el acto de la adjudicación.
Artículo
2º: Se exceptúan de esta medida general los edificios que el
gobierno destine para el servicio público o para conservar
monumentos de las artes o para honrar la memoria de hazañas
nacionales. (...)
En
el Pardo, a 19 de Febrero de 1836 Decreto Real de 19 de Febrero de
1836
OBJETIVOS
1.-Remediar
el déficit público, saneando la deuda
y obtener los créditos necesarios para afrontar la guerra.
.2.-Obtener
fondos para levantar un gran ejército
(quinta de 100.000 hombres) que permitiese ganar la guerra a los
carlistas.
.3.-Dar
movilidad a la propiedad de la tierra y favorecer el acceso a ella de
sectores burgueses que pudieses
capitalizarla, modernizarla y revalorizarla.
.4.-Crear
una clase de nuevos propietarios agrícolas vinculados a la causa
liberal y que le servirían de apoyo. En
ese sentido hay que destacar que la desamortización vino precedida
de una reforma histórica, la supresión de la Mesta (fundada en
Castilla en 1273), la asociación de ganaderos que había garantizado
durante más de 500 años el predominio de los intereses de los
propietarios de rebaños trashumantes (nobles) sobre los derechos
agrícolas de los campesinos.
.5.-“Castigar”
a la Iglesia por su apoyo al carlismo
El
sistema de venta fue el de subasta, con el objetivo de obtener los
mayores ingresos posible, por lo que la mayor parte de las tierras
fueron acaparadas por los terratenientes y burgueses que eran lo
únicos que en ese momento podían tener cierta liquidez.
Además,
como la división de los lotes se
encomendó a comisiones municipales,
éstas se aprovecharon de su poder para hacer manipulaciones y
configurar grandes lotes inasequibles a los pequeños propietarios,
pero sufragables en cambio por las oligarquías muy adineradas, que
podían comprar tanto grandes lotes como pequeños. Los labradores no
pudieron entrar en las pujas y las tierras fueron compradas por
nobles y burgueses adinerados, de forma que no pudo crearse una
verdadera burguesía o clase media en España que sacase al país de
su marasmo.
Los
terrenos desamortizados ahora por el gobierno fueron exclusivamente
eclesiásticos, principalmente aquellos
que habían caído en desuso. A pesar de que expropiaron gran parte
de las propiedades de la iglesia, ésta no recibió ninguna
compensación a cambio. Por esto la iglesia tomó la decisión de
excomulgar tanto a los expropiadores como a los compradores de las
tierras, lo que hizo que la gente no se decidiera a comprar las
tierras y que hubiese que rebajar el precio.
El
Estado suele recurrir a los títulos de Deuda Pública para compensar
la diferencia entre gastos e ingresos. Estos títulos son documentos
que acreditan que el comprador ha prestado al estado ese dinero y por
lo cual el estado no solo debe devolverlo en el plazo fijado, sino
además pagar unos intereses por ello. En toda la historia de España
el recurso de los títulos de deuda pública ha sido muy utilizado
por sus gobernantes. En el siglo XIX las innumerables guerras
(independencia, colonial, carlista...) hicieron aumentar
considerablemente la deuda pública y poner en graves aprietos al
Estado.
En este
contexto hay que entender el proceso desamortizador del siglo XIX.
El
sistema de venta puede justificarse por la urgencia de la guerra y la
desesperada situación de la Hacienda Pública, pero también hay que
precisar que la Desamortización no pretendió ser en ningún momento
una reforma agraria con reparto de tierras a los campesinos, todo lo
más, pretendió, tímidamente, la creación de una pequeña
burguesía agraria, cosa que no consiguió.
Las
ventas realizadas al precio medio de 223% sobre el valor de tasación,
se realizaron a buen ritmo hasta 1844 en que, con los moderados en el
poder decrecieron en su ritmo, hasta suspenderse en 1851 como
consecuencia del Concordato.
La desamortización y la Iglesia
La iglesia española era la institución que
más propiedad vinculada poseía y además fue la más afectada por
este proceso desamortizador. Las relaciones de la Iglesia y el Estado
pasaron por momentos muy críticos hasta que Narváez firmó con el
Vaticano el Concordato, en 1851,
por el cual la Iglesia asumía la desamortización, pero el estado
dejaba en manos de la Iglesia la educación y sufragaba sus gastos.
Este argumento se esgrime en la actualidad todavía para justificar
que el Estado, en la práctica, siga manteniendo a la Iglesia
católica. No obstante, las relaciones entre un sector de la Iglesia
católica española y el liberalismo más radical se irían
enturbiando progresivamente, dando lugar a ese anticlericalismo
de gran parte de la izquierda española y a ese antiliberalismo de
otra parte de la Iglesia católica, que
tanto ha marcado la historia de España.
El papel de la Iglesia en el
Estado Liberal
:
La desamortización de sus bienes sirvió para que dejara de ser un
estamento del Antiguo Régimen y para que, paulatinamente, se
adaptara a desempeñar un nuevo papel en el nuevo Estado liberal. No
podrá ser una clase social dentro del esquema de la sociedad de
clases, pero siguió manteniendo una importante influencia en un
Estado que se reconocía en todas sus constituciones católico y
confesional..
El excesivo número de clérigos disminuyó desde 200.000, en
1800, a 60.000, en 1860. Esta disminución afectó, sobre todo, al
bajo clero, el más proclive a apoyar al carlismo, con lo cual ambas
fuerzas irán debilitándose.
Privada de sus riquezas, de sus enormes posesiones, la Iglesia
perdió parte de su importancia y, sobre todo, de su autonomía
pasando a depender por completo del Estado liberal-burgués.
El Estado se comprometió a devolver a la Iglesia el valor estimado
de sus propiedades expropiadas, nacionalizadas y vendidas durante las
diferentes desamortizaciones. El procedimiento sería el de convertir
a los clérigos en una especie de “funcionarios del Estado con
sotana” que se mantendrían ahora gracias a los presupuestos
del Estado, en concreto al fondo de “dotación del culto y clero”
.
Vencido el absolutismo-carlismo en la primera guerra carlista, la
Iglesia, sobre todo el alto clero, fue abandonando aquella ideología
y acercándose a las posiciones liberales moderadas. El cambio está
marcado por el Concordato de 1851 que “reconcilió”
a la Iglesia católica con el Estado liberal y concedió a aquella un
conjunto de privilegios en diversas esferas de la vida política y
social: mantiene su influencia en la enseñanza, en la censura, en el
púlpito, en las conductas.... El Estado protegía y
financiaba a la Iglesia y ésta legitimaba el sistema político.
VALORACION DEL CONJUNTO
El
proceso desamortizador afectó aproximadamente al 25% de la
superficie cultivable española y con él la Hacienda pública obtuvo
unos ingresos importantes que dieron un cierto respiro al déficit
presupuestario
Sin embargo, los
resultados pueden considerarse muy decepcionantes:
1.-
Se desmanteló el poder económico de la Iglesia, pero los
presupuestos del Estado se vieron recargados por el compromiso de
financiar los gastos del culto y del clero. Además la tensión con
el Vaticano se hizo muy fuerte con las medidas de Madoz que violaban
los acuerdos del Concordato de 1851.
2.- Los
Ayuntamientos, aunque inicialmente recibieron una buena cantidad, a
la larga quedaron sin recursos y hubieron de prescindir de servicios
como médicos y maestros. Pasaron a depender económicamente de la
Administración Central
3,.-
La mayor parte de las tierras pasaron a manos de nobles y
burgueses, especialmente en la primera fase. Es decir, reforzó la
antigua clase latifundista y creó otra de carácter urbano y
burgués. Con lo cual, Mendizábal consiguió ganarse la adhesión de
los grandes propietarios. En la desamortización municipal la
participación en la compra de los pequeños propietarios rurales fue
más elevada.
4.-
En conjunto puede decirse que no se pretendió la realización
de ningún tipo de reforma agraria sino conseguir dinero para los
planes del Estado, aunque a medio y largo plazo sí contribuyó a
aumentar el volumen general del producto agrícola.
5.-
Los campesinos humildes, sobre todos los pequeños
arrendatarios de las tierras de la Iglesia y de las “de propios”
salieron muy perjudicados. Muy pocos pudieron acceder a una parcela y
la mayoría pasó convertirse en jornaleros (proletarización del
campesinado). Las familias más pobres que vivían de las tierras
comunales quedaron sin recursos de ningún tipo.
Esto
hizo que se agravasen, en general, las condiciones de vida del mundo
rural y que se estimulase el “rencor” de los campesinos hacia el
liberalismo.
Los
campesinos humildes, sobre todos los pequeños arrendatarios de las
tierras de la Iglesia y de las “de propios” salieron muy
perjudicados.
Las condiciones de explotación se convertían en elemento constante
de inestabilidad: los pequeños arrendatarios y jornaleros vivían
amenazados por la ruina y la miseria, condenados al paro estacional.
Esta situación fue generando tensiones que aumentaron conforme
aumentaba la conciencia proletaria y se gestaban las organizaciones
obreras en el campo.Esto hizo que se agravasen, en general, las
condiciones de vida del mundo rural y que se estimulase el “rencor”
de los campesinos hacia el liberalismo
6.-
Desde el punto de vista económico, la deuda pública fue recortada,
y el Estado pudo sanear la Hacienda.
Pero
la mayor parte de los capitales españoles quedaron “enterrados”
literalmente, es decir convertidos en tierra y, por tanto, no
pudieron acudir a otro tipo de inversiones más productivas y con más
futuro como la industria, la minería o el ferrocarril.
7.- En
definitiva, aunque las consecuencias de la obra desamortizadora
siguen todavía en discusión, puede afirmarse que, no solamente no
propició un más equitativo reparto de la propiedad territorial,
sino que tampoco contribuyó a la modernización económica de
España; es más, algunos consideran al proceso de desamortización
y, sobre todo, a la forma en que se realizó, responsable de una
parte importante de la culpa del fracaso de la industrialización
española.
8.-
Con
todo, se produjeron algunas mejoras para la agricultura: una rápida
ampliación de las tierras cultivadas, a costa sobre todo de tierras
marginales (bosques, zonas de pastos, yermos), y, paralelamente, de
la producción agraria centrada sobre todo en los cereales, la vid y
el olivo como consecuencia de cierta especialización de los cultivos
según las peculiaridades climáticas de cada zona.
9.- Como
resultado de las desamortizaciones muchos conventos e iglesias de
valor artístico fueron abandonados o echados abajo y ahora han
desaparecido o, en el mejor de los casos, son una ruina; igualmente,
muchos libros y bibliotecas conventuales se dispersaron y sus libros
fueron a parar en su mayor parte a las bibliotecas públicas de la
época.
CONCLUSIÓN
Pese a
sus insuficiencias y errores, las desamortizaciones de Mendizábal y
Madoz cambiaron de forma radical la situación del campo español.
Baste con señalar que afectaron a una quinta parte del conjunto del
suelo.
Pero,
lamentablemente, el atraso técnico y el desigual reparto de la
propiedad de la tierra siguieron siendo problemas clave de la
sociedad y la economía españolas.
Los
resultados de la desamortización explican porque la nobleza, en
general, apoyó al liberalismo, y porque muchos campesinos se
hicieron antiliberales (carlistas), al verse perjudicados por las
reformas.
En
definitiva, aunque las consecuencias de la obra desamortizadora
siguen todavía en discusión, puede afirmarse que, no solamente no
propició un más equitativo reparto de la propiedad territorial,
sino que tampoco contribuyó a la modernización económica de
España; es más, algunos consideran al proceso de desamortización
y, sobre todo, a la forma en que se realizó, responsable de una
parte importante de la culpa del fracaso de la industrialización
española.
No se
puede decir que el problema agrario español se iniciara con la
desamortización, pero si que lo agravó y lo consolidó. La
desaparición de los bienes comunes y la aparición de grandes
latifundios demandantes de mano de obra barata hizo aparecer a una
gran masa de jornaleros
Ello a
su vez tuvo dos consecuencias: por un lado, el escaso poder
adquisitivo de estos jornaleros ralentizó el proceso de
industrialización español y, por otro, sus malas condiciones de
vida dan lugar al inicio de sublevaciones y levantamientos en el
campo español. Unas insurrecciones campesinas, más violentas y
menos organizadas que las industriales, que van a caracterizar buena
parte de nuestra historia contemporánea
EL PROCESO DE DESAMORTIZACIONES
La desamortización
(eclesiástica)
de Mendizábal
(1836)
Objetivos de la desamortización de Mendizábal.
- Obtención rápida de capitales para enjugar la cuantiosa deuda estatal.
- Disponer de efectivo suficiente para poder poner sobre las armas a unos 100.000 hombres, uniformados y debidamente alimentados para incorporarse a la lucha contra los carlistas.
- Atacar el poder económico y la influencia social de la Iglesia Española sometiéndola a la autoridad del Estado Liberal.
- Crear una amplia clase de campesinos propietarios, favorables al liberalismo, que resultaría de la venta de las tierras de la Iglesia en lotes.
- Presentar a Mendizábal como un líder del liberalismo y capaz de enfrentarse a la misma Iglesia.
El mecanismo de la desamortización de Mendizábal de
1836.
- Decreto-Ley (21-II-1836) de expropiación de bienes de manos muertas y conversión de los mismos en Bienes Nacionales.
- Exclaustración de las comunidades religiosas con la excepción de aquellas que residen en Monumentos Nacionales exceptuados de las medidas desamortizadoras.
- Declaración de lo expropiado como Bienes Nacionales pertenecientes al Estado y susceptibles de ser divididos y subastados.
- Condiciones de la Subasta Pública de Bienes Nacionales.
- Verificación de la subasta y entrega de títulos de propiedad a los ganadores de las pujas.
Consecuencias del proceso desamortizador.
- El Estado se embolsa importantísimas cantidades de dinero aunque no tanto como esperaba, al permitir que parte del valor final de las pujas ganadoras no se haga en efectivo sino con los viejos "vales reales" y títulos de deuda pública que muchos burgueses y nobles.
- El ejército soñado no puede formarse en su totalidad y ello influye parcialmente en la relativa impunidad con que las expediciones carlistas de 1836 y 1837 atraviesan el territorio liberal.
- El poder económico de la Iglesia Española queda dinamitado y el Estado deberá comprometerse a sustentar a los miles de exlaustrados con un Presupuesto de Culto y Clero.
- La clase media de campesinos propietarios no se logra pues éstos no pueden enfrentarse en las pujas a los nobles y ricos burgueses que cuentan con abundante efectivo y acaparan las fincas en las subastas. La reforma agraria sigue pendiente.
- Mendizábal se consagra como líder progresista pero su estrella será rápidamente eclipsada por el General Espartero, ídolo de masas del progresismo español isabelino.
- Los daños al Patrimonio son incalculabes e irreparables: pérdida o dispersión de bibliotecas y archivos monásticos, tráfico y venta fraudulenta de obras de arte, deterioro y ruina de iglesias y zonas artísticas.
- Nobleza y burguesía se convierten en las clases rectoras de la España de Isabel II. Son los beneficiarios y triunfadores de la Guerra Carlista y de la Desamortización; la nueva élite.
La
desamortización (civil) de Madoz
(1855)
Aplicación .
- Ley de 1 de mayo de 1855
- Venta todas las propiedades del Estado, del clero, de las Órdenes Militares (Santiago, Calatrava, Montesa…), cofradías, obras pías, santuarios, del ex infante Don Carlos, de los propios y los comunes de los pueblos, de la beneficencia,…
- Fue la que alcanzó un mayor volumen de ventas
- Todos los partidos reconocen la necesidad de acabar con las manos muertas para alcanzar mayor desarrollo económico
- Se suspendió la aplicación en 1856, reanudándose en 1858, siendo presidente O'Donnell, no cesando las ventas hasta fin de siglo, continuando a pesar de los cambios de gobierno.
- El Estatuto Municipal de José Calvo Sotelo de 1924 derogó definitivamente las leyes sobre desamortización de los bienes de los pueblos y con ello la desamortización de Madoz.
Resultados
- En 1867 se habían vendido 198.523 fincas rústicas y 27.442 urbanas.
- El estado ingresó 7.856.000.000 reales entre 1855 y 1895, casi el doble de lo obtenido con la desamortización de Mendizábal
- El dinero se dedicó al déficit del presupuesto, amortización de Deuda y obras publicas, reservándose 30 millones de reales anuales para la reedificación y reparación de iglesias.
- De todo lo desamortizado, el 30% pertenecía a la iglesia, el 20% a beneficencia y un 50 % a las propiedades municipales fundamentalmente de los pueblos
2.2.b La Constitución progresista de 1837
Durante la Primera Guerra Carlista, tuvo lugar en 1836 la "Sargentada
de la Granja". Los sargentos de la Guardia Real
obligaron a la Reina Regente que descansaba en el palacio de la
Granja a suspender el Estatuto Real y proclamar la Constitución de
1812.
María Cristina tuvo que llamar a los progresistas al poder con
Mendizábal. Una vez en el gobierno, dándose cuenta de que la
Constitución de 1812 era inaceptable para los moderados, iniciaron
un proceso de reforma de la Constitución de Cádiz, buscando el
compromiso con los moderados mediante una serie de concesiones.
El nuevo texto constitucional tuvo las siguientes características:
- Se establecía, sin lugar a dudas, el principio de la soberanía nacional.
- El Estado se organizaba siguiendo la división de poderes:
- Cortes bicamerales: Congreso de los Diputados y Senado
- Todas las leyes aprobadas por ambas cámaras
- El Senado nombrado por el rey, tras elección de una terna por el cuerpo electoral.
- Poder ejecutivo: el Rey.
- Se recogían diferentes derechos individuales y libertad de imprenta.
- No se prohibían otras religiones. El Estado se comprometía a subvencionar al clero expropiado con las desamortizaciones.
En 1837, fuera de la Constitución que no determinaba el tipo de
sufragio, se aprobó una ley electoral que estableció el voto
censitario masculino.
- La hegemonía moderada (1837-40)
Pronto
se hizo patente el abuso de la Corona que nombraba ministros sin
tener en cuenta las mayorías parlamentarias. Por otro lado,
concluido el período constituyente se sucedieron dos hechos
trascendentales: el ascenso del general Espartero,
que venció a las tropas carlistas, y la victoria electoral de los
moderados en 1837.
Los
gobiernos moderados (finales de 1837/40) mostraron cada vez más sus
críticas a la Constitución de 1837. Pretendían eliminar la Milicia
Nacional, reducir el derecho a voto y limitar las libertades.La
aprobación de una nueva ley moderada de ayuntamientos (por la cual
los alcaldes eran designados por la Corona) fue el detonante de un
nuevo movimiento revolucionario.
El
movimiento revolucionario de 1840 fue organizado por los
ayuntamientos progresitas y la Milicia Nacional. Se aclama como líder
al general Espartero, que unió su liderazgo militar al político. La
Regente viajó a Barcelona y le ofreció la presidencia del Consejo
de Ministros pero al conocer su programa (disolución de las Cortes y
suspensión de la Ley
de ayuntamientos)
la rechazó. El movimiento revolucionario se extendió por todo el
país con el apoyo de la mayoría del Ejército. Cuando Espartero
aceptó el programa de la Junta Revolucionaria de Madrid, María
Cristina renunció a su Regencia y se exilió.
- La regencia de Espartero (1841-43)
La
oposición de la Regente a la Ley de Ayuntamientos de 1840 (elección
alcaldes y concejales) , unido a diversos problemas ligados a la vida
privada María Cristina la forzaron a renunciar y a marchar fuera del
país. En su ausencia se nombró a un nuevo Regente: el General
Espartero (1841-1843). Durante su corta regencia, se aceleró la
desamortización de los bienes eclesiásticos y se recortaron los
fueros vasco-navarros. En definitiva, prosiguió
el desarrollo del programa progresista para consolidar el Estado
liberal.
Su
caída fue predecible por:
1)
División entre las propias filas progresistas entre radicales y
moderados. Esta división se acentuó debido a la falta de tacto
político de la Regente, que repartió los principales cargos entre
sus amigos, favores que tambien realizó en el Ejército.
2)
Política económica: continúa con la desamortización e intenta
instaurar el libre comercio, lo que le enfrenta a los industriales
textiles catalanes.
3)
Política anticlerical: ruptura con la Santa Sede
4)
Su carácter autoritario y militarista:
- 1841: ante una insurrección moderada que desdeParís intentaba derrocarlo, Espartero reaccionó ejecutando a sus líderes Montes de Oca y Diego de León.
- 1842: revuelta en Barcelona motivada por: conflictivas relaciones en el seno de la industria textil algodonera, asociacionismo obrero, anuncio de la firma del tratado librecambista con Inglaterra engendró grandes protestas en Barcelona que fueron duramente reprimidas, extensión entre los obreros del ideario republicano.
La
desmesurada respuesta de Espartero (bombardeó Barcelona) y la
represión indiscriminada acrecentó su impopularidad y causó la
ruptura en las propias filas progresistas
Finalmente,
una sublevación militar organizada por los moderados, a la que
se unieron algunos progresistas, precipitó el fin de la Regencia de
Espartero, ocasión que es aprovechada por Narváez, un general
conservador para dar un pronunciamiento militar. Espartero se retira.
Para salir del impasse
político en el que se hallaba el país, las nuevas autoridades
aceleraron, pese a tener solo catorce años, la coronación
como reina de Isabel II.
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