Los
textos de comentarios de Platón hacen referencia a tres pasajes
interrelacionados en los que la teoría de las ideas recibe una nueva
elaboración: 1º) el pasaje sobre el sol y la idea del Bien, 2º) el
pasaje sobre la línea dividida y 3º) el símil de la caverna.
1.- El
pasaje del sol.
Platón
hace la introducción al primer pasaje señalando que las
definiciones de virtudes por medio de tres elementos del alma eran
accesorias. Sólo se puede conocer perfectamente la justicia y las
demás virtudes a la luz de algo más grande que ellas. Este sublime
objeto del conocimiento es la idea de Bien, que es la que asociada a
la justicia y a las demás virtudes las hace útiles y beneficiosas.
La superioridad de la idea del Bien sobre las demás ideas es
evidente por el siguiente razonamiento: casi todo el mundo elige lo
que le parece bueno y justo. Toda alma persigue lo que es bueno, y
por ello hace lo que hace, barruntando que hay tal clase de cosas.
El entendimiento capta más nítidamente su objeto a la luz de la
idea de Bien.
Esto es lo
que proporciona la verdad a los objetos del conocimiento y la
facultad de conocer al que conoce.
La
idea de Bien es la fuente del conocimiento y de la cognoscibilidad,
el principio explicativo del mundo de las Ideas. A las cosas
inteligibles no sólo les adviene por obra del Bien su cualidad de
inteligibles, sino también se les añaden el
ser y la esencia.
Explicar la existencia de las demás Ideas en relación con la Idea
del Bien es correcto sólo si ésta es realmente el fundamento de su
ser.
Hemos
de tener en cuenta, en primer que las funciones asignadas a la Idea
de Bien tienen relación con el mundo de las Ideas, no con el mundo
sensible. Las ideas en sí existen y son conocidas en virtud de su
relación con la Idea de Bien.
Cabe
suponer que así como pensaba que la sabiduría era esencialmente el
conocimiento del Bien, concebía el valor, la templanza y la justicia
como búsquedas del Bien.
Platón
le asigna a la
Idea del Bien
una importancia que excede la meramente ética. La califica como lo
que proporciona
la
verdad a los objetos de conocimiento y la facultad de conocer al que
conoce,
es por lo tanto la auténtica y verdadera causa del mundo
inteligible.
Para
explicar esto, Platón utiliza una comparación, asimila la de idea
de bien al sol. Al igual que en la vida natural el sol es lo que nos
permite ver, es decir, es lo que hace posible que veamos los objetos,
la idea de bien es lo que permite conocer. El sol no es causa del
ojo, ni causa de las cosas es sencillamente lo que ilumina. Pues de
igual manera, el bien es la iluminación de lo inteligible, y por
tanto fuente de la verdad. Hay que recordar que el concepto de verdad
como alezeia es precisamente eso. Lo que se ilumina a la razón, lo
que se desvela a la inteligencia.
2.- El
pasaje de la línea
El
pasaje de la línea dividida sigue al de la idea del sol y del Bien.
Surge de él y pretende completarlo. La línea está en la dicotomía
“visible-inteligible”, y en el pasaje del “sol y del Bien” se
identifica lo inteligible con las ideas. La lógica de la línea
exige previa distinción entre las ideas y los intermedios. Se ha
destacado por parte de algunos estudiosos que Platón partía de una
división de objetos para, sólo más tarde, distinguir entre los
correspondientes estados mentales. Es cierto que el pasaje distingue
entre imágenes y originales mucho antes de dar los nombres de los
correspondientes estados mentales. Pero, desde el mismo comienzo, la
división se apoya realmente en una distinción de objetos. ¿Cómo
tenemos que dividir lo inteligible?, esta es la pregunta. La
respuesta es: porque algunos se estudian con ayuda de imágenes e
hipótesis y otros sin imágenes y sin hipótesis.
Esto
apunta a una división de las Ideas según el modo de ser estudiadas.
Ahora bien, en el caso de que un método de estudio sea apropiado
para un grupo de ideas y otro para otro grupo, habrá alguna
diferencia objetiva entre los dos grupos. Las dos características
distintivas de los estados mentales pueden aclararnos en parte este
asunto. La referencia que hace al uso de las imágenes prueba que los
objetos de la dianoia son ideas matemáticas, pues su comprensión
requiere una intuición sensorial o imaginativa de la estructura de
las figuras espaciales o de los números. Por el contrario, la
comprensión de las Ideas morales y estéticas no requiere tal
intuición. Éstas son las dos principales clases de ideas que
aparecen en los primeros diálogos.
Además
es probable que Platón pensara que estos dos modos de dividir el
mundo ideal proporcionaban realmente la misma división: las ideas
matemáticas en la parte inferior de la jerarquía y las ideas éticas
en la superior. Las ideas éticas están mucho más estrecha y
obviamente relacionadas con la idea de Bien que las ideas
matemáticas. El mundo de las ideas es susceptible de ser iluminado
por la idea de Bien y estudiado por el método dialéctico. Piensa
por consiguiente que hay dos partes en el mundo ideal suficientemente
diferentes como para aconsejar en principio dos métodos de estudio,
y, suficientemente semejantes y relacionadas, como para que se
estudien por último según el método dialéctico.
La
conclusión a la que llegó seguramente fue que las ideas se dividen
en dos grupos: un grupo inferior ideado por ideas que contienen
números y espacio; y un grupo superior que no los contiene.
3.- El
pasaje de la caverna
nos explica que el ascenso de la caverna al aire exterior simboliza
el ascenso desde lo sensible hasta lo inteligible:
"En
cuanto a la subida al mundo de arriba y la contemplación de las
cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la
región inteligible, no errarás."
Platón
solo admitía Ideas de las cosas que existen por naturaleza, y
también porque Platón apenas menciona otras ideas que no sean las
de valor, belleza y las ideas matemáticas. Ciertamente, estas son
las ideas por las que más se interesaba, y de cuya existencia se
sentía más seguro. Sin embargo, hay pruebas suficientes de que
creía que había una idea correspondiente a cada nombre común, y
sobre ello insistió sobradamente.
Reconsiderando
la
República
globalmente vemos en ella un notable avance respecto a la
presentación más temprana de la teoría de las ideas. Anteriormente
sólo ofrecía una completa oposición entre el eterno e inmutable
mundo de las ideas y el temporal y cambiante mundo de las cosas
individuales. Ahora sigue sosteniendo la oposición, pero admite
grados en cada uno de los mundos. En el mundo de las cosas
individuales, distingue entre aquellas que son copias directas de las
ideas y las que son copias de esas copias. En el mundo de las ideas,
distingue entre aquellas que están, por así decirlo, limítrofes
con la tierra y las que no necesitan tales ejemplos para ser
estudiadas. En esta última clase se da una jerarquía que va desde
las ideas más limitadas hasta la más amplia y elevada: la idea de
Bien. Notamos pues, la aceptación de la complejidad del universo.
Esta tendencia significa el reverso mismo del eleatismo, el cual
hacía una brusca distinción entre la realidad y lo irreal, sin
admitir ningún tipo de gradación
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