Clasificación kantiana de los
juicios.
Kant no acepta la dicotomía de
Hume, según la cual los juicios legítimos sólo pueden ser relaciones entre
ideas o cuestiones de hecho. Él piensa que estamos en posesión de juicios que
no caen dentro de esta clasificación. Y así realiza las siguientes
clasificaciones dentro de los juicios.
Juicios analíticos. Son los
juicios en los cuales el significado de lo que se dice en el predicado está
contenido en el significado de lo que se dice en el sujeto.
Por ejemplo, “El triciclo tiene
tres ruedas, Los días lluviosos son días húmedos, Los solteros no están
casados, El todo es mayor que sus partes etc.”.
En los juicios analíticos basta
con analizar al sujeto para comprender si el predicado le conviene
necesariamente, o no lo hace; y por tanto si la proposición es verdadera o
falsa. Estos juicios no dan información alguna que amplíen el conocimiento; es
decir, no enseñan nada nuevo. Un juicio es analítico si es lógicamente
verdadero, o en otras palabras si su negación es lógicamente imposible ya que
es autocontradictoria.
Por ejemplo, si afirmo que “los
solteros están casados” me contradigo, ya que, por un lado afirmo que están
casados, pero por otro, como ser soltero significa “no estar casado”, afirmo lo
contrario, y así, me contradigo.
Juicios sintéticos. Son los
juicios en los que el significado del predicado no está contenido en el del
sujeto.
Por ejemplo: “la sal de cocina es
soluble en agua”. En la noción de sal no se incluye que ésta sea soluble en
agua, eso es algo que se descubre en la experiencia. Otro ejemplo sería: “La
Tierra da vueltas alrededor del Sol”, etc.
En estos juicios sí se da una
nueva información que amplía nuestro conocimiento. Además no son juicios
lógicamente verdaderos, y por tanto su negación no es autocontradictoria.
Si afirmo que “la sal de cocina
es soluble en agua” no afirmo algo que sea autocontradictorio, es decir, que
sea contradictorio porque en el juicio se afirme algo y eso mismo se niegue. Es
cierto que el juicio es falso, pero eso no lo podría saber analizando el
significado de las palabras “sal de cocina”, “soluble” y “agua”.
Además de esa clasificación de
analítico y sintético, los juicios pueden clasificarse en:
Juicios a priori, que son
aquellos cuya verdad o falsedad pueda ser conocida independientemente de toda
experiencia.
En realidad todos los juicios
analíticos son juicios a priori, ya que si en el concepto del sujeto se
encuentra afirmado, o negado, lo que dice el predicado, entonces podemos saber
que son verdaderos o falsos sin tener que ir a la experiencia a comprobarlo.
Ahora bien, Kant pensará que
aunque todos los juicios analíticos son a priori, existen juicios que siendo a
priori no son analíticos.
Juicios a posteriori. Son
aquellos cuya verdad o falsedad sólo puede determinarse a partir de la
experiencia.
Todos los juicios a posteriori
serán sintéticos. Aunque, de nuevo, Kant pensará que existen juicios sintéticos
que no son a posteriori.
Dadas las anteriores
clasificaciones podemos combinar las nociones de sintético y analítico con las
de a priori y a posteriori, saliendo la clasificación definitiva de juicios que
Kant propone. Y así tenemos:
Juicios analíticos a priori, que
serían aquellos en los el significado del sujeto incluye el significado del
predicado y que, por tanto, su valor de verdad se puede conocer sin tener que
determinarlo a través de la experiencia. La negación de un juicio analítico a
priori que sea verdadero es autocontradictoria; y viceversa, la negación de un
juicio analítico a priori falso sería necesariamente verdadero.
Estos juicios son como las
relaciones entre ideas de Hume.
La siguiente clase de juicios, la
de los juicios analíticos a posteriori, no existe. La razón está en que
tendrían que ser juicios en los que el significado del predicado estuviera
contenido en el significado del sujeto, pero que no supiéramos su valor de
verdad sin acudir a la experiencia.
Sin embargo, si sabemos lo que
significa el sujeto, y el predicado se incluye dentro de éste, entonces podemos
conocer su valor de verdad de forma a priori, y no a posteriori como tendría
que ser si esta clase de juicios existiera.
Los juicios sintéticos a
posteriori, son aquellos en los que el significado del sujeto no incluye el
significado del predicado y que debemos establecer su valor de verdad yendo a
la experiencia. Aquí estarían la mayoría de las proposiciones científicas de
las ciencias naturales.
Estos juicios responden a las
cuestiones de hecho de Hume.
Y por último estarían los juicios
sintéticos a priori. Estos clase contendría aquellos juicios en los que el
significado del predicado no incluye en el del sujeto, pero que, a pesar de lo
cuál, podemos establecer su valor de verdad sin tener que ir a la experiencia.
¿Existen esos juicios?
Kant responderá a la pregunta
desglosándola en partes. Considerará que la misma existencia de la matemática y
de la física muestra que los juicios sintéticos a priori existen en ambas
disciplinas; de hecho considera que todos los juicios matemáticos son de ese
tipo, así como los principios de la ciencia física. Por eso más que investigar
si existen juicios sintéticos a priori en matemáticas y en física habrá que
analizar cómo es posible que existan. Ese análisis, referido a la matemática,
lo lleva a cabo en la estética transcendental, y respecto a la ciencia física
lo realiza en la analítica transcendental.
Hume hubiera rechazado la
existencia de tales juicios. Sin embargo Kant piensa que esos juicios
sintéticos a priori se encuentran en todas las ciencias teóricas, especialmente
en las matemáticas
Y así, por ejemplo, aunque se
podría pensar de entrada, como hubiera hecho Hume, que la proposición “7 + 5 =
12” es una proposición analítica porque en el concepto de “suma de 7 y 5” se
encuentra incluido el de “12”, sin embargo, señala Kant, el concepto de “suma
de 7 y 5” sólo contiene la idea de la unión de ambos números en uno solo, pero
el concepto de “12”, no está aún pensado al pensar la unión de 7 y 5. Que 5
tenía que ser añadido a 7 sí está incluido, pero no que tal suma fuera igual a
12. Y por consiguiente, la proposición aritmética es sintética, cosa que se ve
con mayor claridad cuando se escogen números mayores.
Del mismo modo con la geometría:
“la línea recta es la más corta entre dos puntos” sería una proposición
sintética según Kant.
Un ejemplo no matemático de estos
juicios sería “todo cambio tiene una causa”; aquí en la idea de cambio no está
que tenga que tener una causa, su negación no es autocontradictoria; es decir,
que hubiera cambios sin causa no es autocontradictorio, y sin embargo podemos
saber, dice Kant, sin ir a la experiencia, por tanto de forma a priori, que es
un juicio verdadero.
También existen juicios
sintéticos a priori en ética, pero su carácter de juicios prácticos y no
teóricos hará que deje su análisis para otra obra [1].
Un ejemplo moral podría ser
“asesinar es malo”, ya que, piensa Kant, sabemos que asesinar es malo, pero no
por los efectos que en la experiencia pudiera tener, porque incluso aún siendo
benéficos asesinar sigue estando mal; lo sabemos pues, a priori, aunque en el
concepto de “asesinar” –quitar la vida a alguien de forma arbitraria- no
estaría incluido que sea bueno o malo.
Y la cuestión terminará
centrándose sobre si existen juicios sintéticos a priori en la metafísica. Kant
responde a esta cuestión en la dialéctica transcendental.
El caso de la metafísica no será
el mismo caso que el de la matemática y la ciencia física, ya que ambas
evidentemente existen, aquí habrá que mostrar primero si la metafísica existe
como ciencia, y la respuesta de Kant será negativa. La única metafísica
aceptable es la metafísica crítica, que es la que afirma que la metafísica
tradicional no existe como ciencia, ni es posible que exista como conocimiento.
PUBLICADO POR MJ GRANELL
ETIQUETAS: KANT
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