La
disciplina sigue siendo tan importante en la educación de un
adolescente como durante el resto de la infancia.
La diferencia es
que conforme se van haciendo cada vez mayores, los adolescentes
cuestionan cada vez más las normas y límites que sus padres les
imponen. Sin embargo, la disciplina es una herramienta básica en
la formación de una persona responsable y estable, así que es
muy importante tener unas normas y límites bien definidos y
exigir que todos los respeten.
Ayudarles
a expresar sus sentimientos. Si un hijo adolescente le pega a
un hermano menor, es importante preguntarle por qué lo ha hecho,
y pensar en otras formas de desahogar su enfado
Expresar
reconocimiento cuando su hijo adolescente logra comportarse
como es debido. Si llega a casa a la hora acordada por ejemplo,
darle las gracias. Si obtiene buenas notas en la escuela, darle la
enhorabuena.
Permitir
que participe tu adolescente cuando se fijen normas nuevas.
Esto no sólo será una forma de enseñarle el arte de la
negociación (algo que le servirá durante toda su vida), sino que
le implicará de tal forma que se sentirá más obligado a cumplir
con las reglas. Además, si nota que no eres intransigente y estás
dispuesto a escuchar su opinión, aprenderá a hacer lo mismo.
Dar
ejemplo. Si un padre o una madre le grita a su hijo
adolescente, está enseñándole indirectamente que es una opción
válida en caso de desacuerdo, en vez de enseñarle negociar o
debatir. En vez de gritar, pare y cuente hasta diez antes de
hablar y enseñarle a tu hijo a discutir de forma sosegada e
inteligente. Los gritos solamente alejarán más a su adolescente.
Darle
alguna margen de decisión en el momento de organizar las
tareas que debe realizar. Sentarse con su hijo, papel y lápiz,
explicarle todas las tareas domésticas, y decidir conjuntamente
cuáles serán sus responsabilidades
Ser
siempre justos. Los padres somos humanos, y a veces nos
exasperamos y imponemos una regla nueva o un castigo porque
estamos cansados o hartos. Hay que evitar esta situación,
pensarlo muy bien antes de introducir nuevas reglas o cambiar una
existente, y explicar de forma sosegada el motivo a tu
adolescente.
Ser
muy consistentes y firmes. Por ejemplo, si la norma es hacer
los deberes antes de jugar a la playstation, es importante ser
inflexible y no cambiarlo nunca, incluso si tu adolescente llega a
casa con amigos. Cuando tu adolescente aprende que no vas a ceder,
dejará de insistir (aunque esto puede tardar años y supone uno
de los aspectos más agotadores de ser padres de adolescentes). Si
cedes, tu adolescente cuestionará no sólo esta norma repetidas
veces, sino otras también.
Ser
fiel a tus principios. Probablemente has escuchado muchas
veces estos típicos reproches de hijos adolescentes: "Siempre
soy la primera que se tiene que ir a casa"; "Pues los
padres de Pedro le dejan hacerlo"; "Los padres de Marta
la dejan hasta las 12.00...". Y es fácil tener la tentación
de ceder. Pero todos tenemos nuestros propios valores, y es
importante que nuestros hijos adolescentes aprendan a respetar los
nuestros. Explícales que todos somos distintos, y cuando
protestan y dicen que ojalá su familia fuese distinta, respira
hondo y recuerda que ésta es una reacción típica en los
adolescentes y realmente no piensan así. Simplemente forma parte
de la adolescencia cuestionar el sistema que les sigue controlando
e intentar mover los límites.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario