Para estudiar mejor y rendir más es necesario tener
una actitud tranquila y para conseguir esto es importante aprender a relajarse.
Te enseñamos una técnica respiratoria que se llama Relajación parcial o costo-diafragmática. Este método lo vamos a
repasar este curso y, además, vamos a aprender otro procedimiento nuevo como es
la Relajación progresiva o muscular.
RELAJACIÓN
COSTO-DIAFRAGMÁTICA
Puedes
utilizar este recurso en cualquier lugar, en clase o en un examen. Si piensas
que te pondrás nervioso o nerviosa durante la realización de un examen o una
entrevista, antes de ese momento empieza a relajarte controlando la
respiración. Si estás en clase, en primer lugar, adopta una postura
adecuada y que te facilite la relajación:
coloca los brazos y las piernas extendidos, sin cruzar y realiza unos pequeños
movimientos de relajación del cuello y del tronco; si estás sentado o sentada,
apoya la espalda en el respaldo de la silla; si el lugar en el que estás te
permite cerrar los ojos, mejor. Ahora, vamos a encontrar cada uno o una nuestra
postura ideal para relajarnos.
En
segundo lugar, vamos a aprender a usar la respiración. Tenemos que realizar la
siguiente secuencia:
1. Inspiración lenta por la
nariz: Haciendo que el aire llegue hasta
el abdomen. Mientras inspiras, cuenta para ti hasta siete u ocho. Puedes
colocar una mano sobre el abdomen para comprobar como se eleva.
2. Conservación del aire: Retén el aire en los pulmones. Cuenta hasta
tres.
3. Espiración lenta: Deja salir el aire por la boca lentamente.
Cuenta hasta diez. Comprueba con la mano como el abdomen desciende al expulsar
el aire.
Recuerda: Es imprescindible que la respiración sea por
la nariz. En una semana de práctica conseguirás que tu respiración sea natural,
profunda y completa. Habrás adquirido así un hábito que mejora al mismo tiempo
tu salud física y mental. Si te encuentras nervioso antes de un examen, usa
esta forma de relajación para controlar tus nervios.
ACTIVIDAD
1: PRACTICAMOS LA RELAJACIÓN EN
CLASE.
Poned atención, pues vuestra tutora o tutor os va a dirigir una sesión de
relajación.
RELAJACIÓN PROGRESIVA O
MUSCULAR
Aprender a relajarse lleva tiempo por lo que te
recomendamos que lo practiques diariamente durante 10 ó 15 minutos. Adopta una
postura adecuada: Tumbado, sentado en un sillón cómodo o en una silla. No es
conveniente llevar ropa ajustada con la que puedas sentir incomodidad. Mantén
los ojos cerrados si es posible. Intenta acompañar la respiración con el
proceso de tensión y relajación muscular. Si al comenzar la relación te sientes
mal interrumpe el procedimiento.
En la técnica de la relajación progresiva hay
que aprender a tensar y a relajar cada uno de los grupos musculares siguiendo
un orden dado y, finalmente, realizar una respiración profunda tal y como ya se
ha explicado más arriba. Hay que repetir cada ejercicio (tensión-relajación)
con un descanso de unos segundos cada vez. El proceso será el siguiente:
primero, tensa los músculos cuanto puedas; segundo, mantén la tensión durante
unos 5 segundos concentrándote en la sensación de tensión; tercero, relaja los
músculos y siente la agradable sensación de la relajación durante 10 segundos.
Mientras tensas unos músculos debes mantener el resto del cuerpo relajado.
Relajación de manos y
brazos:
Aprieta el puño de la mano derecha, sentirás la
tensión en la mano, en los nudillos y en el antebrazo; mantén la tensión
durante unos segundos y, finalmente, relaja la mano. Ahora, tensa el bíceps
derecho, apretando con fuerza el brazo en el costado. A continuación, haz lo
mismo con la mano y el brazo izquierdo.
Relajación de la cara:
a) Frente y parte superior de la
cara: Tensa las cejas tanto como
puedas, notarás la tensión en la frente y en el cuero cabelludo.
b) Parte central de la cara (ojos
y nariz): Bizquea y arruga
la nariz al mismo tiempo. Abre los ojos y ciérralos. Nota la tensión en los
párpados y en el exterior de los ojos.
c) Parte inferior de la cara
(boca, lengua, mandíbula y labios): Sonríe ampliamente echando la comisura de los
labios hacia atrás; presiona la lengua contra el paladar; aprieta los dientes
con fuerza; y arruga los labios como para dar un beso.
Relajación del cuello:
Empuja la barbilla hacia abajo, contra el pecho, e
intenta a la vez evitar que lo toque. Tienes que sentir cierto temblor en estos
músculos por la tensión. Haz movimientos del cuello arriba-abajo y
derecha-izquierda, cuando llegues al final de cada movimiento mantenlos tensos
durante unos segundos.
Relajación de los hombros,
pecho y espalda:
Echa los hombros hacia atrás e intenta que los
omóplatos se toquen, mantén la tensión y realiza una respiración profunda.
Sentirás tensión en el pecho, los hombros y la parte superior de la espalda.
Relajación de los músculos
del abdomen y de la región lumbar:
Pon el estómago duro como si pensaras que te van a
golpear ahí. Sentirás una gran tensión y tirantez en la zona del ombligo y
alrededores. Mantén la tensión unos segundos y relaja. Finalmente, tensa las
nalgas y los muslos, notarás como el trasero se eleva de la silla.
Relajación de piernas y
pies: Estira primero la pierna derecha
y después la otra levantando el pie hacia arriba y notando la tensión en las
piernas: trasero, muslo, rodilla, pantorrilla y pie. Estira la punta del pie,
girándolo hacia dentro y curvando los dedos. Sentirás la tensión debajo del
arco y en el empeine del pie.
RELAJACIÓN MENTAL
Para completar el proceso de relajación, puedes
intentar realizar una relajación de la mente con objeto de desconectar de las
tensiones y preocupaciones de la vida cotidiana. Para ello es aconsejable
permanecer tumbados, poner una música suave y elegir un recuerdo agradable que
se pueda explorar durante 5 ó 10 minutos. Para muchas personas resulta
relajante imaginar que están tumbados en una playa un día tranquilo y soleado. Comienza imaginando que oyes el sonido de
las olas que acarician con suavidad la arena de la playa, el sonido de las
gaviotas volando, la agradable cercanía del mar azul, la fragancia del aire
fresco del mar. Siente la sensación cálida del sol sobre la piel, la suave
brisa marina, el cuerpo tumbado en la arena caliente, tienes una sensación de
paz, tranquilidad y bienestar que te hace que estés lejos de todo, solo y feliz
en esta playa maravillosa. Puedes percibir como una fina capa de arena va
cubriendo ligeramente las diferentes partes de tu cuerpo: los pies, las
piernas, el cuerpo, las manos, los brazos, la boca, la nariz, los ojos, etc.
Finalmente, una suave brisa va dejando al descubierto, en sentido inverso, cada
parte de tu cuerpo. Después de la relajación, permanece tumbado durante
unos minutos sin moverte, abre los ojos lentamente, presiona hacia abajo y
levántate con tranquilidad, sin movimientos bruscos.
Puedes utilizar otras imágenes relajantes
como estar en el campo en primavera con sus vistas, sonidos, olores, colores y
sensaciones características. O cualquier otra situación que te invite a la
relajación y te produzca bienestar.
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