“Hay,
pues, que tener por constante, Simmias, que si todas estas cosas que a todas
horas tenemos en la boca, quiero decir lo bello, lo justo y todas las esencias
de este género existen verdaderamente, si referimos todas las percepciones de
nuestros sentidos a estas nociones primitivas, como a su tipo,
que empezamos por encontrar en nosotros mismos, es necesariamente preciso,
digo, que como todas estas cosas existen, nuestra alma haya existido
también antes de que naciéramos: y si todas estas cosas no existen,
todos nuestros discursos son inútiles. ¿No es esto así? Y -no es también una necesidad
igual, si estas cosas existen, que nuestras almas existan también antes de
nuestro nacimiento, y que, si estas cosas no son, tampoco sean nuestras almas?
Esta
necesidad me parece igualmente segura, Sócrates; y de todo este discurso
resulta que nuestra alma existe antes de que nazcamos, lo mismo que las
esencias de que acabas de hablar; porque yo al menos no encuentro nada tan
evidente como la existencia de todas estas cosas, lo bueno, lo bello y lo
justo, y tú, además, me lo has demostrado suficientemente.
¿Y
Cebes?, preguntó Sócrates; porque es preciso que también él esté persuadido.
Pienso,
dijo Simmias, que también encuentra las pruebas muy suficientes, a pesar de ser
de todos los hombres el más rebelde a las pruebas. Sin embargo, le tengo por
convencido de que nuestra alma existe antes de nuestro nacimiento, pero
que subsista después de nuestra muerte, es lo que a mí mismo no
me parece suficientemente probado, porque esta opinión del pueblo, de la que
Cebes te habló hace un momento, perdura todavía con toda su fuerza: es, como recordarás,
que después de la muerte del hombre el alma se disipa y cesa de ser.
¿Qué puede impedir, en efecto, que el alma nazca, que exista en alguna parte,
que sea antes de venir a animar al cuerpo y que después que haya salido de este
cuerpo acabe con él y cese de ser?” (Fedón
76e-77c).
1.- Sintetiza las ideas del texto
mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada
por el autor (hasta 2 puntos)
Primeramente. En este texto del Fedón Platón
propone como evidente la existencia verdadera de las nociones primeras, las esencias
como el bien y la belleza. Si no existen es inútil hablar. Pero si están en
nosotros y las tomamos como modelo original de las cosas que percibimos por los
sentidos es señal de que ya estaban en nosotros antes de nacer.
En otros lugares
Platón llama a estas nociones “eidos” y “morphé”, y es parte de la llamada por
sus comentaristas la teoría de las ideas.
En
segundo lugar,
dice el texto que
como las esencias son eternas y anteriores al nacimiento del hombre, el alma,
puesto que las tiene, debe de haber existido igualmente antes del cuerpo. Es
una argumentación sobre la preexistencia del alma.
Y es el
punto de partida para la exposición del conocimiento racional como innato,
olvidado y luego recordado o suscitado (anámnesis o reminiscencia).
En
tercer lugar. Sócrates
dialoga con Simnias sobre la posibilidad de que el alma no sólo haya existido
previamente al nacimiento del hombre, sino sobre si perece o si subsiste después
de la muerte. Y este aspecto del futuro del alma después de la muerte, si
perece o si sigue existiendo de algún modo, es el tema sobre el que Platón con
los dialogantes del “Fedón” ofrece diversos argumentos a favor y en contra. Se
discute sobre la posibilidad o no de la reencarnación.
El
párrafo hace alusión repetida al diálogo con razones de unos y otros que
convencen o no convencen en uno u otro sentido. Es el método de argumentar
pluralista de Platón: a la sabiduría por el diálogo no dogmático.
Para
Platón la existencia de las nociones primeras (ideas, formas) como la belleza y
el bien, es evidente y constituye un argumento convincente de la preexistencia
del alma antes de nacer en el cuerpo.
En el
hilo del argumento la convicción del sentido del lenguaje fundamenta la
existencia previa de los conceptos primeros y ésta fundamenta la preexistencia
del alma.
No parece
tan evidente a los dialogantes un tanto escépticos, pues son reacios a las
pruebas, la subsistencia del alma después de la muerte.
El texto
muestra la voluntad de encontrar argumentos convincentes de la opiniones sobre
la existencia humana, y ello supone una concepción de la filosofía como
búsqueda en común que fundamente el conocimiento verdadero de las cosas y de la
vida.
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