El alzamiento triunfó en la España de predominio agrario, como
Galicia y el valle del Guadalquivir,
mientras fracasaba en la España más industrializada del este o del norte. En Madrid y Barcelona el alzamiento fue derrotado y duramente reprimido. No había unanimidad entre los conspiradores acerca de lo que se pretendía hacer una vez que el golpe hubiera triunfado. El general Mola quería establecer una dictadura militar para frenar la revolución y, tras un tiempo, volver a la República o a la Monarquía. Los monárquicos y la CEDA deseaban la vuelta a la Monarquía alfonsina; los falangistas un régimen a la italiana.
mientras fracasaba en la España más industrializada del este o del norte. En Madrid y Barcelona el alzamiento fue derrotado y duramente reprimido. No había unanimidad entre los conspiradores acerca de lo que se pretendía hacer una vez que el golpe hubiera triunfado. El general Mola quería establecer una dictadura militar para frenar la revolución y, tras un tiempo, volver a la República o a la Monarquía. Los monárquicos y la CEDA deseaban la vuelta a la Monarquía alfonsina; los falangistas un régimen a la italiana.
1.
La internacionalización del conflicto
Sin la masiva ayuda extranjera, la guerra de
España no hubiese durado más de medio año por la escasez de material militar y
de repuestos en los dos bandos. Pero aunque Francia y Gran Bretaña auspiciaron la
creación de un Comité de No Intervención del que formaron parte 30
países, las intervenciones fueron frecuentes.
El bando nacionalista recibió ayuda de Italia y
Alemania pagadera en materias primas, hierro, cobre, plomo, mercurio, pieles,
lanas, etc. de los que andaba necesitada la industria de guerra alemana. Alemania envió su Legión
Cóndor, 6.000 asesores militares, tanquistas y aviadores. Italia 40.000
soldados del CTV (Corpo di Truppe Volontarie). Portugal proporcionó unos
millares de combatientes (los Viriatos); Irlanda envió la Legión de San
Patricio.
La República recibió ayuda de material
militar de la URSS y en menor cantidad de Francia y México. La ayuda
soviética tuvo que ser pagada con el oro del Banco de España, el llamado «oro
de Moscú» (510 toneladas con un valor de 530 millones de dólares). A cambio los
soviéticos impusieron a sus consejeros que jugaron un papel destacado en
la organización del ejército, aumentaron la influencia del Partido Comunista y lograron
la eliminación de enemigos políticos del estalinismo, como ocurrió con el secuestro,
tortura y asesinato del líder del POUM, Andrés Nin. La ayuda humana
llegó a través de los 60.000 voluntarios de las Brigadas Internacionales.
Su base de entrenamiento fue Albacete y fueron distribuidos en brigadas formadas
por batallones que solían agrupar a los soldados de cada país. Su intervención
ayudó a detener al ejército nacional a las puertas de Madrid en el otoño de
1936. Fueron retirados a finales de 1938.
2.
Las operaciones militares
2.1
Los inicios del conflicto: el avance hacia
Madrid
Después de cruzar el Estrecho, las tropas de África,
legionarios y regulares, consiguieron enlazar con la zona sublevada del norte
tras ocupar Badajoz. En septiembre, Franco ocupó Toledo, y puso fin al cerco de
su Alcázar, donde resistían unos centenares de militares sublevados con sus
familias. A finales de octubre se hallaba ya a las puertas de Madrid.
La conquista de la capital podía ser inminente por lo que el
29 de octubre se decretó la movilización general para salvar Madrid. El
gobierno republicano se trasladó a Valencia. Madrid quedó en manos de una Junta
presidida por el general Miaja, y la defensa de la capital se encomendó al
comandante Rojo. Miles de hombres y mujeres fortificaron los accesos y el
interior de la ciudad. Nacían consignas que se hicieron míticas como "No
pasarán" y "Madrid, tumba del fascismo". En noviembre se
recibieron los refuerzos de las primeras Brigadas Internacionales y de la
columna anarquista Libertad, al mando de Durruti.
2.2
Las batallas en torno a Madrid
Fracasado el intento de entrar en la capital, los sublevados
emprendieron dos maniobras envolventes para aislar Madrid, la batalla del Jarama, en febrero de
1937, que ambos bandos calificaron de victoria propia, y la batalla de
Guadalajara, marzo de 1937, en la que las tropas fascistas italianas sufrieron
una espectacular derrota. Fue la primera victoria republicana de importancia.
Franco decidió entonces cambiar la estrategia de la guerra:
abandó el ataque a Madrid y trasladó la lucha al norte. En abril la aviación
alemana e italiana realizó el primer bombardeo aéreo de la historia sobre una
población civil, Guernica (Vizcaya), con muchas víctimas. Bilbao fue ocupada en
el mes de junio. La República, para aliviar la presión militar en el norte,
desencadenó el ataque a Brunete, cerca de Madrid, y más tarde a Belchite, junto
a Zaragoza, pero estas ofensivas, convertidas en batallas de desgaste, no
consiguieron evitar que las tropas de Franco entrasen primero en Santander y
luego en Asturias. Toda la franja norte quedaba en manos de los rebeldes.
2.3
El avance hacia el Mediterráneo
El ejército republicano intentó tomar la iniciativa
desencadenando una ofensiva en Teruel en el invierno de 1937-1938. Tras una
gran batalla los republicanos consiguieron ocupar la ciudad pero en febrero se
vieron obligados a abandonarla. El ejército de Franco desencadenó entonces la
campaña de Aragón y, atravesando el Maestrazgo, llegó al Mediterráneo por
Vinaroz (Castellón) en el mes de abril. El territorio republicano quedaba partido
en dos zonas.
2.4
La batalla del Ebro
La última fase de la guerra se inició con la batalla del
Ebro en julio de 1938. Los republicanos consiguieron cruzar el Ebro entre
Mequinenza y Tortosa y penetrar profundamente en las líneas nacionales. Pero
fueron detenidos en los altos de Gandesa. El frente quedó estancado durante
unos meses. A principios de noviembre Franco contraatacó y el ejército
republicano tuvo que replegarse a la otra orilla del río. Franco inició
entonces la ofensiva sobre Cataluña y en enero del 39 entraba en Barcelona sin
lucha.
3.
El final de la guerra
A la República no le quedaba más territorio que Madrid y
toda la región mediterránea desde el norte de Valencia hasta Almería.
A comienzos de marzo se
produjo en Madrid una sublevación contra el gobierno de la República dirigida
por el coronel Casado y con el pretexto de que el presidente Negrín iba a
nombrar altos mandos exclusivamente comunistas para el ejército. Con el apoyo
de parte de la UGT y del socialista Julián Besteiro, se creó una Junta para
negociar con Franco una "paz honrosa". Besteiro pronunció por radio
un llamamiento a la reconciliación. Pero Franco exigió la rendición
incondicional y la entrega de las armas. En los días posteriores a la caída de
Madrid se ocupó toda la zona mediterránea.
El 1 de abril de 1939 Franco firmó en Burgos el último parte
de guerra: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han
alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. Españoles, la
guerra ha terminado".
4.
La evolución política durante la guerra
4.1
La zona republicana: la revolución contenida
Tras el golpe de estado y con los sublevados a las puertas
de Madrid se hizo necesario crear un gobierno de concentración. Azaña llamó a
formar gobierno al socialista Largo Caballero que se rodeó de ministros
socialistas, liberales, comunistas e incluso cuatro ministros
anarcosindicalistas, hecho sin precedentes en el mundo.
Los anarquistas (CNT FAI) y el POUM consideraron que la
guerra era inseparable de la revolución social. En muchos lugares, empresas,
minas o fábricas fueron colectivizadas y quedaron bajo control obrero. La
colectivización de la industria fue un hecho en Cataluña, mediante un decreto
de octubre de 1936. En el campo, proliferó la ocupación de tierras y las
colectivizaciones agrarias se extendieron por Aragón, Valencia, La Mancha y
Andalucía. Se abolió el dinero, se emitieron vales, se crearon comités
revolucionarios, democráticamente elegidos .
Otros consideraban que era preferible dejar la revolución
para más tarde. Si se hacía ahora asustaría a las clases medias y las lanzaría
en brazos de los rebeldes. Los comunistas defendían esta idea y pensaban que el
gobierno debía acabar con las incautaciones de empresas o fábricas.
El enfrentamiento entre los partidarios de la revolución
(anarquistas y POUM) y los que se oponían (comunistas, socialistas moderados y,
por supuesto, el gobierno republicano) estalló violentamente en Barcelona en la
primavera de 1937 cuando se intentó desalojar a los anarquistas del edificio de
la Telefónica. El enfrentamiento concluyó con la derrota anarquista y la
disolución, por presión comunista, del antiestalinista POUM.
Los acontecimientos obligaron a dimitir a Largo Caballero
siendo nombrado nuevo presidente del gobierno el socialista, y simpatizante
comunista, Juan Negrín que eliminó del gobierno a los anarquistas y acentuó la
influencia comunista. Negrín consideraba que era vital resistir y ganar tiempo,
pues parecía claro que una nueva guerra mundial se avecinaba y las potencias
democráticas, enfrentadas con Italia y Alemania, ayudarían y salvarían a la
República.
4.2
La zona sublevada: la creación de un Estado
Aunque el líder del golpe militar era el general Sanjurjo, su
muerte en accidente de aviación el 20 de julio de 1936, el rápido avance de las
columnas de Franco por el sur y su éxito al conseguir socorrer a los defensores
del Alcázar de Toledo, pusieron el poder en sus manos. Los partidos políticos y
grupos sociales que habían dado su apoyo al alzamiento militar estaban
divididos, pero aceptaron la supremacía del ejército. El primero de octubre de
1936 se publicó el decreto que nombraba a Franco “Jefe del Gobierno del
Estado" y Generalísimo de los Ejércitos Españoles.
En abril de 1937, Franco, inspirándose en el modelo
institucional de los Estados fascistas
italiano y alemán, dio a conocer el Decreto de Unificación por el que se creaba
un partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS,
unificando a falangistas y carlistas. Franco sería Jefe del Partido, Jefe de
Gobierno y Jefe del Estado.
Antes de acabar la guerra se promulgó el Fuero del
Trabajo (marzo de 1938), inspirada en la Carta del Lavoro del fascismo
italiano, en la doctrina social de la Iglesia y en algunos principios de
Falange. Esta legislación sentó las bases de la organización corporativa del
Estado y del sindicalismo vertical. Se dicto también un conjunto de leyes
favorables a la Iglesia: se derogaron las leyes del matrimonio civil y del
divorcio, se estableció el culto religioso en la enseñanza y se instituyó una
retribución estatal al clero
5.
La represión y las víctimas de la guerra
En ambos bandos se practicó una persecución implacable y
eliminación sistemática de los que se consideraban que eran partidarios del
enemigo.
En la República buena parte de la represión fue ejercida por
las milicias y organizaciones políticas, con detenciones en las checas
(cárceles organizadas por los propios partidos) y paseos (personas a las
que se asesinaba sin juicio previo). Se produjeron hechos gravísimos como el
asesinato en Paracuellos del Jarama de miles de presos políticos sacados de la
Cárcel Modelo de Madrid para su traslado a Valencia. Así se dio muerte a
personalidades políticas como Melquíades Álvarez o los dirigentes de Falange,
Ledesma Ramos y Ruiz de Alda. Para canalizar la represión el gobierno estableció
los Tribunales Populares. En la cárcel de Alicante fue fusilado el fundador de
Falange, José Antonio Primo de Rivera.
En el campo nacional el predominio correspondió a la
represión basada en leyes militares de excepción y ejecuciones sumarísimas,
como las de Lluís Companys, presidente de la Generalitat, el socialista Julián
Zugazagoitia o el anarquista Juan Peiró. También se producirán ejecuciones
masivas de miles de milicianos y soldados republicanos como la que llevaron a
cabo las columnas de Yagüe tras la ocupación de Badajoz. Y abundaron los paseos. El caso que alcanzará más renombre
será el asesinato, en Granada, del poeta García Lorca.
5.1
Refugiados y exiliados
Hacia el final de la guerra miles de soldados en retirada y
de civiles se concentraron en Cataluña para cruzar la frontera francesa.
Aproximadamente medio millón de españoles pasaron a Francia donde fueron
recluidos, en condiciones muy precarias, en campos de refugiados situados con
frecuencia en las playas (Ej. Argelés sur Mer). En pocos meses aproximadamente
la mitad volvieron a España. El resto inició un largo y penoso exilio. Un grupo
importante consiguió embarcar hacia América Latina (México, Chile, etc) o hacia
la URSS. El conjunto más numeroso de exiliados en la URSS, sumándose a los
3.000 niños evacuados durante la Guerra Civil.
6.
Documentos
Texto 1.
Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta, de modo que se
reduzca lo antes posible a un enemigo fuerte y bien organizado. Desde luego,
serán encarcelados los dirigentes de los partidos políticos, sociedades y
sindicatos desafectos al movimiento y se les aplicará castigos ejemplares para
estrangular los movimientos de rebeldía o huelga. Circular del general Mola a sus subordinados. (Julio 1936)
Texto 2.
Una vez más, el Ejército, unido a las demás fuerzas de la nación, se ha visto obligado
a recoger el anhelo de la gran mayoría de los españoles que veían con amargura
infinita desaparecer lo que a todos puede unirnos en un ideal común: España. Se
trata de restablecer el imperio del orden dentro de la República, no solamente
en sus apariencias o signos externos, sino también en su misma esencia [...].
El restablecimiento de este principio de autoridad, olvidado en los últimos
años, exige inexcusablemente que los castigos sean ejemplares, por la seriedad
con que se impondrán y la rapidez con que se llevarán a cabo, sin titubeos ni
vacilaciones. [...] Bando del general
Franco. (Tetuán, 18 de julio de 1936).
Texto 3. ¿Qué lecciones principales cabe
deducir del periodo histórico reseñado? [se refiere a 1931-1939] Ante todo, el
fracaso, sin paliativos de la segunda República. Fracaso en el que se destaca,
tal vez con más vigor que en ningún otro momento de la vida contemporánea
española, una de las más acusadas características de nuestra psicología
colectiva: la intransigencia [...]
La convivencia llegó a recelarse como algo imposible. Las
diferencias políticas fueron transformándose en auténticas hostilidades, y
cuando ocuparon el poder quienes propugnaban una política de revancha, España
se convirtió en un teatro de violencias y atropellos, abocado fatalmente a la
guerra civil. Los adversarios terminaron por enfrentarse en una lucha sin
cuartel, que sembró el país de ruinas e hizo correr a torrentes la sangre, no
sólo en los campos de batalla, sino también en la retaguardia de los dos bandos
rivales. Gil Robles, José María ( 1978):
No fue posible la paz, Barcelona, Planeta, p.786-787.
Texto 4. Mistificaciones ideológicas aparte es
claro que el 18 de julio en su origen responde a una conspiración y una
sublevación militar que fracasa en su objetivo esencial: acabar con el gobierno
del Frente Popular. Parte del Ejército se subleva contra el poder constituido y
su fracaso, parcial puesto que logra imponerse en buena parte del territorio
nacional, es la mejor prueba de que el 18 de julio no fue un alzamiento ni un
movimiento nacional sino una conspiración y un pronunciamiento militar. El jefe
nominal, como es bien sabido, era el león del Ríf, el general José Sanjurjo. Su
director efectivo era el general Emilio Mola, cuyo brazo derecho en la trama,
auténtico Jefe de Estado Mayor de la conspiración, era el teniente coronel
Valentín Galarza. La organización fundamental que servía de enlace era la UME
(Unión Militar Española), asociación de oficiales, reservistas en su mayoría,
de vinculaciones políticas monárquicas y parafascistas. El protagonismo militar
es indiscutible.
La diferencia respecto a otras situaciones históricas es
que, tal conspiración y tal pronunciamiento, se dan en una sociedad mucho más
politizada y socialmente más compleja que en situaciones precedentes.
Circunstancias todas ellas que, junto al fracaso de los golpistas en imponerse
y del propio Estado en abortar la rebelión, explican que la situación derive
hacia una guerra civil. Reig Tapia,
Alberto ( 1988): «La justificación ideológica del `alzamiento' de 1936», dins
García Delgado J.L. (ed.): La II República españo la. Bienio rectificador y
Frente Popular, 1934-1936, Madrid, Siglo XXl, p. 217218.
Texto 5. El estallido de la guerra civil en
julio de 1936 puso de manifiesto que España estaba en peligro inminente de
anarquía; pero también podríamos calificar de anárquico el sistema
internacional contemporáneo. Las cinco grandes potencias más interesadas en
España -Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y la Unión Soviética-
perseguían todas ellas fines diferentes y a la vez conflictivos.
En todo caso, desde 1936 a 1939, el efecto de la
intervención extranjera en el curso de la guerra civil española y el efecto de
ésta sobre el curso de las relaciones entre las grandes potencias europeas
fueron ambos aspectos importantes de la larga crisis de treinta años que
produjo dos guerras mundiales. El episodio español expone todas las llagas de
esa crisis e ilumina los problemas del nacionalismo, la democracia, el fascismo,
eI capitalismo, el comunismo y la rivalidad de las grandes potencias de nuestro
tiempo. Whealey, Robert H. ( 1973): «La
intervención extranjera en la guerra civil española», dins Carr, Raymond (ed.):
Estudios sobre la República y la Guerra Civil española, Barcelona, Ariel, p.
266-271 i 295.
Texto 6. [...] la guerra no quedó circunscrita
a las fronteras de España [...] La sublevación recogió en el extranjero las
simpatías de los grupos políticos que compartían sus mismos postulados. [...]
los monárquicos -es decir, Acción Española- comulgaban con los principios
defendidos en Francia por Charles Maurras (Action Française) o en Bélgica por
León Degrelle (el rexismo); Falange era la versión española de los movimientos
que inspiraban Mussolini (fascismo) y Hitler (nacionalsociallismo) [...] Y
dentro de la izquierda se daban las mismas analogías: la sección francesa de la
Internacional Socialista (SFIO) coincidía en su planteamiento con el sector
centrista del PSOE; la táctica diseñada por el VII° Congreso de la
Internacional Comunista tenía su reflejo en España a través del PCE [...] Todas
las afinidades repercutieron en la contienda española.
Junto a los motivos ideológicos, la guerra civil llega en un
momento de graves tensiones, cuando las fronteras surgidas de la Primera Guerra
Mundial están siendo corregidas. El territorio del Sarre vuelve a la soberanía
alemana (marzo de 1935); las tropas de Hitler ocupan Rhenania (7-3-1936) [...]
Después de una larga campaña, el ejército italiano domina Etiopía (1935-1936).
La Sociedad de Naciones (SDN) es incapaz de garantizar la paz y la seguridad
internacional. Kramer, Andrés M. ( 198 I
): La mecánica de la guerra civil. España, 1936, Barcelona, Ediciones
Península, p. 277-279.
Texto 7. Ahora seguramente, os habréis
preguntado, amigos italianos, por qué Mussolini sostiene a Franco y por qué la
prensa fascista destila su veneno contra el pueblo español, contra los
"rojos" a los que acusa de todos los crímenes. (...) Por esto la
prensa de Mussolini los trata, nos trata, de bandidos. Por eso Mussolini
sostiene a Franco que quiere exactamente lo contrario de lo que quieren los
rojos.
Por tal razón estamos aquí y se han formado las Brigadas
Internacionales. Por esto hay un heroico batallón Garibaldi, que vuelve a tomar
por su cuenta las más gloriosas tradiciones del siglo pasado. Por esto tantos
de los nuestros han muerto aquí y han derramado su sangre por la causa de la
libertad de España, que se identifica con la causa de la libertad de Italia.
Estamos aquí porque queremos para los ciudadanos de nuestro
país, los obreros de nuestro país, lo que el Frente Popular de aquí quiere para
los ciudadanos, obreros y campesinos españoles. Luchamos aquí con nuestro
pensamiento vuelto hacia Italia. Y miramos el porvenir con una gran confianza
porque hoy conocemos el camino de la victoria, del que hemos forjado los
instrumentos.
¡Antifascistas de todos los horizontes, formemos un Frente
Popular que restablezca en Italia los derechos del pueblo!
¡La victoria en España será para nosotros una etapa hacia la
victoria en Italia, hacia la victoria en Europa y en el mundo!. Discurso de Pietro Nenni en Madrid. (6 de
febrero de 1937)
Texto 8. “MADRID, 28 de marzo -- Era un día luminoso y
claro en las rojas colinas al norte de Guadalajara, cuando llegamos al borde
rocoso de una meseta, donde una carretera blanca bajaba serpenteante hacia un
valle empinado, y mirábamos a las tropas fascistas en una meseta que subía por
el estrecho valle.
"Allí viene uno por ese sendero," dijo un oficial
español a mi lado. "Tienen un nido de ametralladoras allí. Mire, hay tres
más. Mire allí, cinco más."
Me senté con un par de prismáticos y conté más de 150
soldados moviéndose sobre la meseta y los senderos a lo largo de su cara escarpada.
"Ellos no tienen artillería allí," me aseguró el oficial, "y
están demasiado lejos para usar las ametralladoras contra nosotros."
Los soldados Fascistas, llevando uniformes del Ejército
español regular, con un batir de capotillos, trabajaban pausadamente para
fortificar su posición a lo largo de la escarpada cuesta.
Bajo nosotros en el valle estaban los castaños grupos de
casas de los pueblos de Utande y Mudeux. Al lado izquierdo Hita, como un cuadro
cubista contra la empinada colina en forma de cono.
La blanca carretera a nuestros pies llevaba hacia la meseta
opuesta. Después de la batalla de Brihuega, el avance hasta más allá de Utande
había forzado la retirada fascista al menos hasta Jadraque. Pero en su
retirada, los fascistas destruyeron la carretera, por lo que las fuerzas
gubernamentales decidieron permanecer en su excelente posición actual, en lugar
de avanzar a lo largo de la carretera principal de Aragón y prolongar su
peligroso flanco izquierdo.
Era el primer día caluroso de la primavera y las tropas se
quitaban las camisas para tomar el sol y zurcirlas. Junto a un comandante de
brigada que había luchado en Brihuega, su corresponsal camino casi un kilómetro
a lo largo de la carretera principal de Aragón.
Mientras la meseta izquierda estaba en manos de tropas
Españolas Rebeldes, la línea por la carretera principal de Aragón, según los
informes, estaba sostenida por italianos de una división que se mantuvo en la
reserva y no se usó en la batalla de Brihuega. Salvo por algunos disparos de
batería, con los Leales usando armas italianas capturadas y obuses, el frente
estaba completamente tranquilo, con expectativas de permanecer así hasta que
las tropas italianas hubieran tenido tiempo de reorganizarse.
Este corresponsal duda de que incluso entonces intenten otro
ataque en el sector de Brihuega, ya que la posición gubernamental está ahora
totalmente reforzada y las posibilidades de defensa se vieron en la batalla,
mientras que las señales de la derrota más sangrienta de los italianos en la
primera batalla de esta guerra luchada con una organización a escala de una
Guerra Mundial todavía cubren un campo de batalla de diez kilómetros de ancho.
Es imposible no enfatizar la importancia de esta batalla,
donde los batallones Españoles, compuestos principalmente de muchachos apenas
formados el último noviembre, no sólo lucharon obstinadamente en defensa junto
a otras tropas mas veteranas, sino que atacaron en una complicada y
perfectamente organizada operación militar sólo comparable a las mejores de la
Gran Guerra.
Este corresponsal que ha estado estudiando la batalla
durante cuatro días, revisando las posiciones sobre el terreno, con los
comandantes que la dirigieron y los oficiales que lucharon en ella, y siguiendo
las huellas de los tanques, declara rotundamente que Brihuega tendrá lugar en
historia militar junto a otras batallas decisivas en el mundo.
No hay nada tan terrible y siniestro como la huella de un
tanque en acción. La huella de un huracán tropical deja una guadaña caprichosa
de destrucción completa, pero los dos surcos paralelos que deja el tanque en el
barro rojo llevan a escenas de muerte planeada peores que cualquiera dejada por
un huracán.
Los bosques de matorrales y robles al noroeste del palacio
de Ibarra, cerca de un ángulo de la carretera de Brihuega a Utande, todavía
están llenos de cadáveres italianos que las escuadras de enterradores no han
alcanzado todavía. El rastro de los tanques lleva a donde ellos murieron, no
como cobardes sino defendiendo nidos de ametralladora hábilmente construidos y
posiciones de rifles automáticos, donde los tanques los encontraron y donde
todavía permanecen.
Los campos baldíos y los bosques de robles son rocosos, y
los italianos fueron obligados a construir parapetos rocosos en lugar de
intentar excavar la tierra donde una azada no cortaría, y el efecto horrible de
los obuses disparados por los cañones de los sesenta tanques que lucharon junto
a la infantería en la batalla de Brihuega estallando en y contra éstas pilas de
rocas crearon una pesadilla de cadáveres. Los pequeños tanques italianos, sólo
armados con ametralladoras, estaban tan desvalidos contra los tanques
gubernamentales medianos, armados con cañón y ametralladoras, como botes Guarda
Costas contra cruceros blindados. 29 de
marzo de 1937 - Brihuega comparada por Hemingway con una victoria a escala de
Guerra Mundial. Por ERNEST HEMINGWAY
Texto 9. La necesidad de sofocar el pasado
levantamiento comunista y los cuidados conducentes a prevenir la repetición de
semejantes contingencias no ha hecho olvidar un momento al Consejo Nacional de
Defensa, lo que constituye su misión y la verdadera razón de su existencia.
(...) Es además nuestro deseo tener a la opinión debidamente informada del
proceso de nuestra actuación para el logro de esa anhelada finalidad.
En prueba de ello queremos poner en vuestro conocimiento los
términos exactos de la comunicación que el Consejo de Defensa dirige al
Gobierno nacionalista (...) ese comunicado dice así: "Ha llegado el
momento de que este Consejo Nacional de Defensa se dedique por completo a su
misión, y, en consecuencia, se dirige a ese Gobierno para hacerle presente que
estamos dispuestos a llevar a efecto negociaciones que nos aseguren una paz
honrosa y que al mismo tiempo puedan evitar estériles efusiones de sangre.
Esperamos su decisión". Alocución
radiada de Julián Besteiro. (18 de marzo de 1939) Analiza cuál era según Besteiro la finalidad
del Consejo de Defensa y cuál fue el resultado de su misión.
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