1.-¿Qué se entiende por conductas disruptivas?
Aquellas conductas del
alumno que alteran la disciplina o convivencia escolar imposibilitando o
entorpeciendo el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La mayoría de estas
conductas se pueden clasificar en los siguientes grupos:
- Conductas moralmente inadecuadas y hábitos no
aceptados socialmente.
- Dificultades personales de integración social y
de relación con los otros.
- Enfrentamiento a la autoridad del docente.
- Alteración de las normas de funcionamiento de la
clase.
- Conductas de agresión verbal o física con otros
compañeros.
2.- ¿Cómo responder
ante las conductas disruptivas?
Prevención:
- Evitar los problemas utilizando gestos, mirada,
invasión de territorio, proximidad, un ligero toque o una invitación a
participar.
- Ser asertivo pero no agresivo.
- Reconocer que la autoridad no es invulnerable
ante el error.
- Evitar el castigo colectivo.
- Trabajar el clima del grupo clase, darle
responsabilidad de sus acciones y haciéndole participar.
- Proponer tareas, a aquellos alumnos disruptivos,
que vayan a realizar con éxito.
- Reforzar la autoestima.
Intervención:
- Dar razones dirigidas a la tarea para mostrar
desacuerdo en vez de consideraciones personales.
- Los comentarios han de ser cortos y directos:
soslayar críticas, amenazas e interrogación.
- No referirse a incidentes anteriores
- No hacer comparaciones con compañeros.
- Corregir la acción no al alumno.
- Intentar que el castigo sea la consecuencia
natural y supervisarlo.
- No ser inflexible: el alumno suele entender las
expectativas del profesor si se le explican.
- Ante un alumno difícil de controlar, actuar de
forma fría y tranquila.
- Una mirada penetrante puede servir más de
contención que una regañina verbal.
- Si es el líder de un grupo disruptivo, centrarse
en el, no coger a los seguidores; se pondrán firmes si el agente principal
es controlado.
- En una confrontación, mantener un tono de voz
medio, los brazos pegados al cuerpo, una postura relajada y no señalar con
el dedo.
- Las reprimendas suaves y en privado son a menudo
mucho más eficaces que llamadas de atención en publico.
- No olvidar al resto de la clase cuando se está
atendiendo al alumno con mal comportamiento.
Si hay que expulsar,
buscar unas condiciones concretas y posibles para su vuelta.
¿Qué efectos puede tener la expulsión fuera del aula?
Las propias expulsiones de
clase pueden llegar a ser una recompensa. La gratificación puede derivarse de
ser el "escogido".
Tiene efectos poco
duraderos, pues el problema suele volver a reaparecer en las siguientes
sesiones.
Alivia el malestar del
profesor pero desplaza el problema a otro lugar.
Impide el desarrollo de
otras estrategias de afrontamiento, puesto que supone un estado de máximo
enfrentamiento.
El grupo de iguales puede
elevar a la categoría de "héroe", puesto que es capaz de retar al
centro educativo y centrar la atención hasta esos extremos.
Con relación al alumno
expulsado puede o bien servir de toque de atención, y en dicho caso reacciona y
se integra en el grupo clase, o bien puede
crear resentimiento, sentimiento de lejanía y endurecimiento con respecto al
centro escolar
3.-¿Qué hacer para
disminuir el conflicto?
Discutir con un alumno
delante de la clase, o desafiar, retar o humillar en público supone:
Perder el tiempo.
Incrementar y "echar
fuego" al conflicto.
Forzar a que uno resulte
ganador.
Se recomienda mantener la
calma y no dejar que se provoque un enfrentamiento frontal, para lo que puede
ser útil lo siguiente:
- Referirse a las normas y no a las personas,
mencionar el estado de cosas, la conducta y no la personalidad del alumno.
- Hacer una llamada aparte al alumno.
- Para que se pase el "acaloramiento"
desviar la atención a otra acción, si la conducta disruptiva es de baja
intensidad.
- Permitirle que salga un tiempo para que vuelva
mejore indicarle cuándo tiene que volver a clase.
- También se le puede dar algo que hacer,
introduciendo algo nuevo en la rutina de trabajo.
- Utilizar las entrevistas para negociar, no para
sermonear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario