Niños,
adolescentes y jóvenes necesitan sentir que encajan socialmente. En la
adolescencia la necesidad de “ser parte del grupo” es particularmente
importante. Los chicos y chicas con dificultades para formar amistades suelen tener
problemas de autoestima, de rendimiento escolar y corren riesgo de padecer
desajustes psicológicos al llegar a adultos.
A muchos
padres les preocupa que los amigos ejerzan demasiada influencia al tiempo que
la suya vaya disminuyendo. Esa preocupación es mayor si los amigos animan a sus
hijos a participar en actividades peligrosas o dañinas.
Es
bastante habitual que entre los 10 y los 12 años se cambie con frecuencia de
amigos pues necesitan explorar y encontrar con quién compartir ideas gustos y
aficiones. La mayor influencia de los amigos se produce entre los 12 y los 14
años.
Especialmente
en cuestiones de moda (gustos musicales, formas de vestir) y actividades en las
que participar. Sin embargo los amigos no reemplazan a los padres cuando se
trate de cuestiones importantes, salvo que los padres se desinteresen por la
vida de sus hijos.
Los
padres pueden, y deben, influir en el tipo de amigos que sus hijos eligen. A
continuación se le ofrecen algunas estrategias para hacerlo:
Reconozca
que la presión de los amigos puede ser buena o mala. Si su hijo escoge amigos con poco
interés por lo escolar y que sacan malas notas muy probablemente esté menos
dispuesto a estudiar y sacar buenas notas. Este ejemplo es aplicable a casi
todas las áreas de la vida: la salud, los hábitos, el comportamiento, etc.
Conozca
a los amigos de su hijo. Si usted conoce personalmente a los amigos de su hijo podrá tener una
información muy útil para saber por dónde anda su hijo. Llévelos a fiestas,
partidos, conciertos, ofrézcase a recogerlos si van a volver tarde, invítelos a
su casa y aproveche para escuchar. Conociendo a los amigos conocerá mejor a su
propio hijo.
Conozca
a los padres de los amigos. Sin necesidad de ser íntimos, conocer a los padres de los amigos le
ayudará a saber si las actitudes y preferencias como padres coinciden o no con
las suyas. Conociéndose entre sí los padres se puede llegar a acuerdos que
eviten comparaciones del tipo: “es que a ellos les dejan...”
De
tiempo y espacio para los amigos. Si participar en actividades es importante tenga en cuenta
que demasiadas actividades extra pueden provocar agotamiento. Además de
satisfacer la necesidad de “ser parte de”, pasar tiempo con los amigos en
sitios seguros y de confianza es una excelente manera de aprender habilidades
de relación social.
Hable
con su hijo sobre la amistad. Para los adolescentes es importante lo que otras personas
piensan de ellos, sobre todo los amigos. Pero los padres deben saber que buena
parte de los comportamientos de riesgo se deciden en los grupos de amigos. Por
ello es muy importante que hable con su hijo sobre cómo resistir las presiones
del grupo para desobedecer las normas familiares o ir contra los valores que
les están inculcando.
Enseñe
a evitar situaciones comprometidas. Hablando con su hijo sobre posibles situaciones de riesgo
puede ayudarle a no meterse en líos. Pregunte a su hija adolescente qué haría
ella si el sábado por la tarde una de la pandilla llegase con una botella de
licor. Pregunte a su hijo de 13 años cómo reaccionaría si un amigo le
propusiera saltarse una clase para ir a comprar un disco. Idealmente podrán
decir “NO”, pero no es tan fácil para una adolescente resistir la presión de un
amigo y menos de un grupo. Hablando con su hijo de posibles situaciones y
alternativas para salir de ellas le ayudará a sentirse más seguro para
afrontarlas.
Supervise
lo que hace y a dónde va con los amigos. Los adolescentes que saben que sus padres saben dónde
está, con quien, y lo que están haciendo, son menos propensos a dedicarse a actividades
de riesgo para su salud y seguridad. No dude en llamar a otra casa para
asegurarse que su hijo está allí, y no tema decir “NO” cuando considere que ni
las personas, ni el lugar, ni la actividad son adecuadas para su hijo o hija.
Sea
usted un buen amigo.
Los adolescentes que ven a sus padres tratarse con respeto y amabilidad entre
sí y hacia sus propios amigos tienen gran ventaja. El ejemplo que usted dé a
sus hijos tiene mayor impacto que cualquier charla o sermón que pueda darle.
¿Prohibir
ciertos amigos?.
Algunos adolescentes pueden rebelarse si sus padres les prohiben tajantemente
relacionarse con ciertos amigos, depende de la vinculación y confianza entre
padres e hijo. En cualquier caso, una estrategia útil (a
medio
plazo) es aclararle que usted no se siente cómodo con ese o esos amigos y
explicarle
las razones. Al mismo tiempo conviene, sin negar totalmente la posibilidad de
ver a ese amigo, limitar el tiempo y las actividades que se le permite realizar
con ese o esos amigos de los que se desconfía.
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