La
mayoría de chicos y chicas entre los 10 y 14 años no tienen tantos problemas
como se sospecha o se divulga en secciones para padres de los medios de
comunicación. La inmensa mayoría supera la adolescencia con éxito. Es cierto
que un amplio porcentaje de jóvenes prueba el alcohol y otras drogas entre los
14 y 16 años, pero solo un pequeño porcentaje desarrolla problemas serios con
estas sustancias.
Hay que
distinguir entre “riesgo” y problema. Jóvenes expuestos a muchos riesgos no
desarrollan serios problemas mientras que otros con muchos menos riesgos si
acaban complicándose la vida.
La
investigación demuestra que ciertas características aumentan la posibilidad de
que los chicos no desarrollen problemas graves, son los denominados factores
de protección:
- Padres afectuosos que apoyan a sus hijos, que les dan normas
claras y supervisan su comportamiento.
- Chicos educados, con habilidades sociales y buen sentido del
humor logran superar mejor las dificultades.
- Asistencia regular a la escuela y un entramado social
positivo (familiares, amigos, profesores, vecindario) facilitan una mejor
recuperación tras los errores cometidos.
Sin
pretender profundizar en todos los problemas a que se pueden enfrentar los
adolescentes, a continuación se exponen algunas señales de advertencia sobre
algunos problemas graves.
Alcohol y drogas
En esta
etapa se producen los primeros contactos con el tabaco, el alcohol y otras
drogas. Si usted observa de forma conjunta alguno de estos síntomas puede que
estas sustancias empiecen a estar demasiado presentes en la vida de su hijo o
hija: - Su hijo está aislado, deprimido, cansado y descuidado
en su aseo personal.
- Está demasiado hostil, deja de
cooperar en la casa, e incumple los horarios de la casa sistemáticamente.
- Tiene nuevos amigos de los que se
niega a hablar.
- No quiere decir dónde va ni qué va a
hacer.
- Sus calificaciones escolares bajan
de forma significativa.
- Las rutinas de comer y dormir
cambian.
- La relación con otros miembros de la
familia ha empeorado y se niega a hablar de los estudios, los amigos, sus
actividades y otros temas importantes.
- No se concentra y se vuelve
olvidadizo.
- El dinero u otras cosas de valor
desaparecen de la casa.
Desórdenes alimenticios
Tradicionalmente
más comunes entre las chicas, pero cada vez más presentes en los chicos. Los
más comunes son la anorexia nerviosa y la bulimia. La anorexia se caracteriza
por una pérdida de peso extrema y la incapacidad de subir de peso. La bulimia
se caracteriza por episodios de comer en exceso y luego provocarse el vómito,
los ayunos y el ejercicio desmesurado. Las repercusiones de ambos problemas son
extremadamente graves y es importantísimo ponerse en manos de un experto cuanto
antes si:
- Pierde peso repentinamente sin
motivos médicos.
- Reduce mucho la cantidad de alimento
que ingiere.
- Hace demasiado ejercicio a pesar de
sentirse débil.
- Le aterroriza subir de peso.
- Deja de menstruar.
- Se excede con los alimentos de mucho
contenido calórico
- Intenta controlar el peso vomitando
o mediante laxantes o diuréticos.
Depresión y suicidio
Las
causas que inducen a la depresión grave que puede desembocar en suicidio son
muchas. Situaciones de conflictividad familiar o divorcio, la pérdida de un ser
querido, el abuso de drogas, el rechazo por los amigos, o excesivas
preocupaciones en el ámbito de la sexualidad, son factores que pueden
contribuir a un estado de depresión severa.
Algunas
señales de advertencia son las siguientes:
- Cambios en los hábitos de descanso
(dormir mucho o muy poco).
- Cambios de comportamiento (baja
concentración en tareas habituales).
- Cambios de personalidad (apatía,
aislamiento, irritación, ansiedad, cansancio, indecisión, tristeza).
- Alteraciones alimenticias (pérdida
de apetito o glotonería).
- Cambios físicos (falta de energía,
subidas y bajadas drásticas de peso, pérdida de interés en su apariencia).
- Falta de interés en sus amigos,
aficiones, la escuela.
- Bajo nivel de autoestima (“no sirvo
para nada”, “todo es culpa mía”).
- Falta de esperanza en el futuro
(“nada va a mejorar”, “nada va a cambiar”).
- Reflexiones o fabulaciones sobre la
muerte.
- Amenazas directas de quitarse la
vida (“Mejor estaría muerto”, “Mi familia estaría mejor sin mí”, “No tengo
razones para vivir”).
Problemas de
aprendizaje
Los
problemas de aprendizaje desde un punto de vista científico se caracterizan por
un desorden neurológico que les dificulta almacenar, utilizar o producir
información. No es un problema de inteligencia pero puede existir una
discordancia entre su capacidad y su rendimiento ya que suelen presentar
problemas con la lectura, la escritura, el habla o las matemáticas.
Uno o dos
de estos síntomas no sería muy preocupante, pero varios juntos aconsejaría
buscar ayuda:
- Invierte con frecuencia el orden de
las letras al escribir (lobo por bolo).
- Dificultades para deletrear
ordenadamente.
- Evita leer en voz alta.
- Evita escribir.
- Le cuesta demasiado sostener el
lápiz correctamente.
- Tiene problemas para recordar datos
sencillos.
El
trastorno de Hiperactividad con Déficit de Atención (THDA) no es un problema de
aprendizaje, aunque una buena parte de los que lo padecen suelen tener
problemas de aprendizaje. Quienes presentan este trastorno se distraen con
mucha facilidad y les cuesta muchísimo centrarse en una tarea.
Pediatras,
profesores y orientadores escolares pueden ayudarle a conseguir una evaluación
profesional. En la mayoría de Centros de Enseñanza cuentan con programas de
educación específicos para estos chicos.
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