Por
favor, deténgase un momento, cierre los ojos y respóndase a esta pregunta:
¿ Cómo le
gustaría que fuese su hijo cuando tenga 30 años?.
Seguramente
por su cabeza hayan pasado ideas como: Honrado, trabajador, tolerante, honesto,
respetuoso, responsable, decente. Estas palabras reflejan los que se denominan
valores morales. Los chicos que crecen en familias que inculcan valores morales
suelen ser más felices, obtienen buenos resultados académicos y están más dispuestos
a contribuir positivamente a la vida familiar y social.
Por
suerte la mayoría de chicos comparten los valores familiares, no obstante las
influencias externas pueden complicar el proceso y por ello le ofrecemos
algunas pautas útiles para fomentar esos valores.
- Si usted se esfuerza en terminar una
tarea difícil favorecerá que su hijo termine sus tareas y deberes.
- Si usted acepta perder en un juego
con buen humor su hijo aprenderá que ganar no lo es todo.
- Si usted trata a su pareja con
respeto él tratará a los demás con respeto.
- Si usted no desprecia a nadie por su
raza o religión es más probable que su hijo sea tolerante.
- Cuando los padres toman decisiones
difíciles de forma conjunta y razonada, su hijo se da cuenta.
- Si usted acepta los fracasos como
parte de la vida, pero sigue adelante con voluntad, su hijo aprende a superar
los problemas.
- Si usted acepta con humor sus
propios errores su hijo será más capaz de aceptar sus propias imperfecciones.
La
actitud de la familia ante el dinero es algo que influye mucho en los chicos. Si
usted valora a los demás por lo que tienen y no por lo que son (coche, casa,
ropa)
es muy
probable que su hijo quiera tiranizarle con la ropa de marca y las cosas caras
y superfluas. Los padres deben cubrir las necesidades de sus hijos, pero
también deben enseñarles a diferenciar entre lo que quiere y lo que
necesita.
La paga
que se da a los chicos puede ayudarles a ahorrar y a gastar con sensatez. La
cantidad y frecuencia (semanal, mensual) dependerá de sus recursos y de los
gastos que se supone cubrirá esa paga (ropa, libros, entretenimiento, meriendas,
etc.).
La
información sobre la sexualidad que tanto preocupa a muchos padres no debe
limitarse a la información biológico-reproductiva, sino que debe enmarcarse dentro
de los valores familiares. Una pauta quizás muy general pero aceptable desde muchos
puntos de vista es orientar la educación sexual desde la perspectiva de los
sentimientos
y del respeto a la privacidad, intimidad y los derechos de los demás.
Muchos
padres se sentirán ocasionalmente frustrados durante la adolescencia de sus
hijos (“no puedo creer que haya hecho eso”, “en casa no le enseñamos así”, “¿qué
hicimos mal?”). No se deje dominar por el pánico cuando su hijo contradiga sus normas
y enseñanzas, siempre y cuando no sea con regularidad. No olvide que la adolescencia
es un periodo de exploración y pruebas, y que todos comenten errores durante
esta etapa. Recuerde cuando usted era adolescente
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