Y aquí te
contamos una guía básica para desarrollar una técnica de estudios
que puedes (¡y debes!) aplicar a lo largo del año, para que los finales no sean
el monstruo de la película.
Ir a clases, el primer paso para aprender
Puede sonar
obvio, pero la asistencia a clases es ineludible en una buena educación. Ir a
clases no sólo es lo responsable, sino que es lo más propicio. En el aula el
profesor explica los temas de una manera mucho más orgánica y natural de lo que
lo hacen los libros. En clases hay ejemplos, comunicaciones gestuales, e
incluso a veces material de apoyo.
"Dedica entre 30 y 60 minutos a la lectura
y repaso de los contenidos, y será suficiente para irlos incorporando
lentamente."
También, ir
a clases te permite hacer preguntas. De este modo, conocerás el tema
con una buena explicación y, si te encuentras con alguna duda, puedes
solucionarla allí mismo.
En el aula
puedes tomar apuntes propios, y compartirlos con los de tus compañeros,
conociendo también sus inquietudes. Finalmente, ir a clases a diario
te pone en la "lista buena" de los profesores, y podrás conocer sus
propios temas relevantes que podrían considerar de interés para los exámenes.
Incluso, en el examen, podrías citar los propios ejemplos dados en clases por
el profesor. ¡Vaya manera de denotar aprendizaje!
Estudiar desde el primer día
Al regresar a
casa, haz tus deberes, tareas domésticas o actividades, y antes de finalizar el
día, realiza un rápido repaso sobre lo aprendido. Aunque se
trate de una simple lectura de los apuntes tomados en clases: esto te permitirá
renovar la memoria de lo sucedido en clases
ese día.
"Crea afiches y gráficas, y colócalas en
las paredes de tu habitación o de tu sala de estudios, para poder revisarlos
cuando prefieras. ."
Ir leyendo los
asuntos y contenidos a diario hará mucho más fácil recordarlos, incorporarlos,
y así lograrás minimizar el tiempo de estudio formal necesario
para cuando debas rendir un examen. Dedica entre 30 y 60 minutos a la lectura
y repaso de los contenidos, y será suficiente para irlos incorporando
lentamente.
Estudiar con tiempo
Cuando debas
sentarte a estudiar, digamos, al aproximarse un examen, hazlo de día, con luz
natural, y con suficiente tiempo. No dejes el estudio para uno o dos
días antes del examen: mejor, dedica unos 30 a 60 minutos diarios desde
varios días antes, para ir incorporando los temas lentamente.
Si el tiempo se ha
acortado y debes sentarte a estudiar en pocos días, no
dediques más de dos horas seguidas a ello, pues perderías el enfoque y la
integración de conceptos. Al estudiar, crea apuntes y esquemas, que te
facilitarán la comprensión de los contenidos. Crea afiches y gráficas,
y colócalas en las paredes de tu habitación o de tu sala de estudios, para
poder revisarlos cuando prefieras.
Si vas creando
gráficas a lo largo de los días de clases, verás que incorporas los
temas mucho más rápidamente, minimizando la tensión a la hora de estudiarlo
para un examen.
Antes de rendir el examen
El día antes de
rendir el examen, deja de lado los estudios no después de las 21 hs. Cena
liviano, y acuéstate temprano. Si meditas, hazlo antes de dormir, para tener
una noche de buen sueño y levantarte más descansado. Quedarte estudiando por la
noche sólo hará que estés cansado a la mañana siguiente y esto, aunque hayas
estudiado los conceptos, te impedirá pensar con claridad durante el
examen.
Al levantarte,
dúchate y desayuna con frutas, para energizar cuerpo y mente por igual. Al
sentarte en el banquillo, respira profundo, y dedícate sólo a pensar en
el examen que tienes frente a ti, sin pensar en "si hubiese
estudiado más"
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