El prometer beneficios económicos a cambio de esforzarse
para el logro del aprendizaje que cada persona debe tener, solo logra que la
misma a la larga no haga absolutamente nada a menos que no reciba una
gratificación inmediata. Esto para la vida adulta es catastrófico, pues solo
logra que la persona busque las salidas fáciles de la vida, la que en la
mayoría de los casos termina en tragedia.
La educación personal es una necesidad elemental para la
vida, al igual que aprender a caminar, hablar y socializar, también debe
aprenderse a estudiar, a seguir rutinas , a comprometernos con desarrollarnos
cada día, y con mejorar lo que ya sabemos, esto debe inculcarse desde los
primeros años de vida, los seres humanos somos seres de hábitos, por lo que el
logro de un aprendizaje personal, debe estar desde muy temprano en nuestra vida
presente, entre ellos la rutina de estudiar, prepararnos y dar lo mejor de cada
uno de nosotros. Por ende como padres debemos exigir un esfuerzo real, sincero
y honesto de nuestros hijos para con sus estudios y premiar con lo prometido
solo cuando las acciones del adolescente demuestre compromiso y resultados
favorables ajustados a sus posibilidades.
Debemos evitar echarle la culpa al colegio, al clima, a la
crisis, y tener una conversación honesta con este adolescente para hacerles ver
la importancia del esfuerzo para el logro del éxito. Muchas veces la
sobreprotección familiar y la poca supervisión de los padres a las actividades
y compromisos de los hijos generan estos bajos rendimientos. También debemos
entender que durante esta etapa, el adolescente por naturaleza es menos
persistente a las rutinas, por lo que estimular a diario el cumplimiento de los
deberes escolares debe hacerse, sobre todo para aquellos adolescentes menos
proactivos.
Hay que organizar con él, el tiempo libre, con un horario
sincero que pueda cumplirse, donde se destinen todos los días horas para el
estudio y para actividades de recreación. Controla en tiempo que le dedica a la
computadora, los juegos de video, las salidas a la calles, las llamadas de
teléfono, en fin cualquier actividad de ocio que pueda estarse considerando
como excusa para no hacer las labores escolares.
Cuando usted vea a un adolescente que le diga que no tiene tareas
para la casa, está escuchando una gran mentira, así que tenga siempre a mano
varios números de teléfonos de algunos compañeros para verificar la realidad.
Manténgase informado cada dos semanas, si es posible con los profesores sobre
el rendimiento de su hijo (por teléfono, correo electrónico o visitas
personales), y pregunte cuales son las debilidades detectadas en las
evaluaciones para que él, en esos días que no tenga nada que hacer las
practique. Se debe estudiar sea carnaval, semana santa, navidad, tantas veces
hasta que el habito se haya instaurado de forma permanente en el joven, y ya no
tenga que estar supervisado por usted, ya que pueda hacerlo solo por sí mismo.
Entonces allí, cuando usted realmente perciba el cambio ¡Premie!
Debe dejarle claro al adolescente que es lo que usted como
padre exige de su comportamiento y de su rendimiento escolar, y sea constante,
solo con acciones consistentes y una preocupación sincera por las labores
escolares, le dejaremos claro que no permitiremos este bajo resultado si
conocemos el potencial real de nuestro hijo. La motivación constante al
esfuerzo generan resultados positivos, pero requiere que durante esta etapa de
la vida, usted acompañe sus progresos con comunicación, halagos y luego con
premios.
Siempre hay que descartar también otros factores que
pudieran estar contribuyendo a ese bajo rendimiento (Como los problemas de
aprendizaje, atencionales o emocionales), por lo que una asesoría con un
Especialista te ayudaría. El estudiar debe ser un hábito que se enseñe y se
eduque, así que como padres debemos actuar para que se logre. La solución
siempre se alcanza solo con el compromiso y la participación de la familia.
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