miércoles, 9 de enero de 2013

PREGUNTA 1 DESCARTES, Discurso del método, Segunda parte.


OPCIÓN PRIMERA
TEXTO I
Había estudiado un poco, cuando era más joven, de las partes de la filosofía, la lógica, y de las matemáticas, el análisis de los geómetras y el  álgebra, tres artes o ciencias que debían, al parecer, contribuir algo a mi propósito. Pero cuando las examiné, hube de notar que en lo tocante  a la lógica, sus silogismos y la mayor
parte de las demás instrucciones que da, más sirven para explicar a otros las cosas ya sabidas o incluso, como el arte de Lulio, para hablar sin juicio de las ignoradas, que para aprenderlas. Y si bien contiene, en verdad, muchos buenos y verdaderos preceptos, hay, sin embargo, mezclados con ellos, tantos otros nocivos o superfluos, que separarlos es casi tan difícil como sacar una Diana o una Minerva de un bloque de mármol sin desbastar.  Luego, en lo tocante al análisis  de los antiguos y al álgebra de los modernos, aparte de que no se refieren sino a muy abstractas materias, que no parecen ser de ningún uso, el primero está siempre tan constreñido a considerar las figuras, que no puede ejercitar el entendimiento sin cansar grandemente la imaginación; y en la segunda, tanto se han sujetado sus cultivadores a ciertas reglas  y a ciertas cifras, que han hecho de ella un arte confuso y oscuro, bueno para enredar el ingenio, en lugar de una ciencia que lo cultive. Por todo lo cual, pensé que había que buscar algún otro método  que juntase las ventajas de esos tres, excluyendo sus defectos. Y como la multitud de leyes sirve  muy a menudo de disculpa a los vicios, siendo un estado mucho mejor regido cuando hay pocas, pero muy estrictamente observadas, así también, en lugar del gran número de preceptos que encierra  la lógica, creí que me bastarían los cuatro siguientes, supuesto que tomase una firme y constante resolución de no dejar de observarlos una vez siquiera. 
 Fue el primero no admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que o es; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu, que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo en duda. 
 El segundo, dividir cada una de las dificultades que examinare en cuantas partes fuere   posible y en cuantas requiriese su mejor solución. 
 El tercero, conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los objetos más  simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, gradualmente, hasta el   conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre los que no se  preceden naturalmente.
 Y el último, hacer en todos unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales,  que llegase a estar seguro de no omitir nada. 
Esas largas series de trabadas razones muy plausibles y fáciles, que los geómetras acostumbran emplear, para llegar a sus más difíciles demostraciones, habíanme dado ocasión de imaginar de todas las cosas de que el hombre puede adquirir conocimiento se siguen unas a otras en igual manera, y que, con sólo abstenerse de admitir como verdadera una que no lo sea y guardar siempre el orden necesario para deducirlas unas de otras, no puede haber ninguna, por lejos que se halle situada o por oculta que esté, que no se llegue a alcanzar y descubrir. Y no me cansé mucho en buscar por cuáles era preciso comenzar, pues ya sabía que por las más simples y fáciles de conocer;  y considerando que, entre todos los que hasta ahora han investigado la verdad en las ciencias, sólo los matemáticos han podido encontrar algunas demostraciones, esto es, algunas razones ciertas y evidentes, no dudaba de que había que empezar por las mismas que ellos han examinado, aun cuando no esperaba sacar de aquí ninguna otra utilidad, sino acostumbrar mi espíritu a saciarse de  verdades y a no contentarse con falsas razones.
(R. DESCARTES, Discurso del método, Segunda parte.)
1.- Descartes había estudiado filosofía y matemáticas, análisis de los geómetras y álgebra. Pero la lógica solo daba verdades evidentes y era muy complicado sacar buenas conclusiones, y la geometría y el álgebra se aplican a materias abstractas y se han hecho un arte oscuro y confuso, que nubla el espíritu y no es cultivado por una ciencia.
Entonces Descartes busca un método que tenga las ventajas de la ciencia y no sus defectos, este método está basado en 4 reglas: no aceptar nada como verdadero si no estoy seguro, es decir, es evidente y no puedo ponerlo en duda, dividir el problema lo máximo posible para resolverlo mejor, ordenar los pensamientos, empezando por lo más simple y fácil así después conoceremos los más difíciles, haciéndolo ordenadamente y haciendo la comprobación, ya que siguiendo este método todo se puede relacionar y sacar conclusiones. Empezamos por lo más fácil de conocer, las matemáticas, razones ciertas y evidentes.
Respuesta de un  alumno SIP, valorada en 1 punto sobre 2

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